Vuelco en caso Sofofa: dueño de firma de seguridad es el principal sospechoso

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Informe de la PDI apunta a Rubén Aros -quien encontró los micrófonos- como sospechoso de instalarlos. Se le detectó una boleta del lugar donde compró el artefacto hallado en la oficina del director de Carozzi.




En los primeros días de la próxima semana ocurrirá un hito clave en el caso del presunto espionaje que afectó a la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa). La Brigada del Cibercrimen de la PDI entregará a la Fiscalía Oriente el informe final de la investigación, que incluye testimonios, prueba documental y análisis de los micrófonos que fueron encontrados en la oficina de la presidencia de la entidad gremial.

Las conclusiones apuntan a que el principal sospechoso de esta operación y quien habría instalado los micrófonos es el ex carabinero Rubén Aros Oñate, el dueño de la empresa informal de seguridad Profacis y quien encontró los dispositivos. Para sustentar esta tesis, los policías cuentan con una evidencia clave: la copia de la boleta de uno de los artefactos que compró el ex carabinero días antes de estallar el caso.

De esta manera, la causa dio vuelco. Pasó de investigarse una vulneración a conversaciones privadas a un presunto delito de estafa.

La indagatoria generó un profundo impacto en el mundo empresarial. La denuncia fue presentada el 26 de mayo pasado por "captación o interceptación comunicaciones privadas" por el gremio, luego de que pericias privadas realizadas por Aros detectaran un micrófono en la oficina del entonces presidente Hermann von Mühlenbrock. Un dispositivo similar había sido encontrado días antes en las oficinas del director de Carozzi y ex vicepresidente de Sofofa, José Juan Llugany.

De esta forma, los fiscales Lorena Parra y Roberto Contreras se abocaron a aclarar esta situación. Para eso contaron con el apoyo de los detectives de Cibercrimen. Ambos equipos han mantenido un fluido contacto en estos últimos dos meses.

Los investigadores abordaron la causa desde dos aristas: la técnica, en relación al funcionamiento y origen de los dispositivos: y la policial, que incluyó levantamiento de testimonios, análisis del sitio del sucesos, incautaciones e interceptación de correos electrónicos.

Las declaraciones de quienes estuvieron presentes en el momento del hallazgo del micrófono fue uno de los primeros elementos que pusieron a Aros en el foco de la investigación. Estos dichos dan cuenta de que el ex carabinero se dirigió directamente al lugar en que estaban escondidos los aparatos, sin revisar otros sitios previamente. Para el equipo investigador, esto es un indicio de que el imputado ya tenía conocimiento del lugar en que estaban instalados los equipos.

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Rubén Aros, tras su declaración ante la fiscalía.

Rubén Aros, tras su declaración ante la fiscalía.[/caption]

Además, personal del Cibercrimen, a fines de junio de este año, descubrió dónde se habían comprado los micrófonos hallados por el ex carabinero en la oficina de José Juan Llugany.

Uno de los micromicrófonos espías (MME) fue adquirido, según el informe de la PDI, en las oficinas de Todo Espía, tienda ubicada en el sector de San Antonio, en pleno centro de Santiago. Al acudir personal policial y entrevistarse con los encargados del local, los funcionarios le mostraron una foto de Aros. Los dependientes lo reconocieron. Se trataba de un cliente que había comprado un micromicrófono.

Pericias realizadas al artefacto "hallado" en la oficina de Llugany son coincidentes con el tipo de MME que importa esta empresa dedicada a artículos de espionaje. Y es más. La fiscalía incautó la boleta de la compra que el ex carabinero hizo pocos días después de que Anfión Varela, jefe de seguridad de Carozzi, le encargara buscar en esas dependencias pruebas de espionaje.

Pero esto no es todo. Fuentes conocedoras del caso sostienen que ninguno de los dos micrófonos que encontró el ex carabinero contiene un segundo de grabación. Además, que la señal del GPS de uno de ellos (que trabaja con tecnología 4G) se activó por primera vez no en Las Condes (dónde se encuentra la Sofofa), tampoco en San Bernardo (donde quedan las instalaciones de Carozzi), sino en la Región de Valparaíso. El ex carabinero Aros Oñate reside en esa región.

Otra información que manejan los fiscales es que los trabajos que Aros realizó en las dependencias de Sofofa y Carozzi no son los únicos de estas características que ha realizado el ex policía. Tras estallar el caso, otras empresas de la entidad gremial también se habrían contactado con Aros para contratar sus servicios de contrainteligencia.

Según trascendió, el dueño de Profacis alcanzó a cerrar el trato con otras dos entidades. Fuentes conocedoras del caso señalaron que habría cobrado $ 7 millones por cada uno de los trabajos.

Declaraciones

En a lo menos tres oportunidades Rubén Aros ha tenido que prestar testimonio ante el Ministerio Público. La primera vez ocurrió el 26 de mayo, en calidad de testigo. Ahí relató a los fiscales Parra y Norambuena las circunstancias en que detectó los equipos de espionaje.

Una semana después, el dueño de Profacis se sentó nuevamente frente a los persecutores. Esta vez, no obstante, en calidad de imputado. En dicha ocasión admitió a los fiscales que nunca antes había realizado un trabajo como el encomendado.

Fuentes conocedoras de esta diligencia indicaron que conoció a Anfión Varela en Valparaíso y que este le comentó de sospechas de espionaje en la empresa y que se le habría solicitado realizar un "barrido" para encontrar algún aparato.

En esa ocasión, relató que se dirigió de inmediato a la "Casa del Espía", local conocido por vender este tipo de artefactos, donde habría comprado un detector de micrófonos el sábado 13 de mayo. Según su declaración, al día siguiente, el domingo 14 de ese mes, encontró el dispositivo en la empresa Carozzi.

Luego, el 5 de julio, la fiscalía citó una vez más a Aros. Sin embargo, esta vez, no solo fue requerido él, sino que parte de su familia. Su ex mujer fue citada por haber sido quien le suministraba boletas de honorario con las que Profacis cobraba sus trabajos y también sus hijos, aunque en calidad de testigos de los hechos que indaga la Fiscalía Oriente.

En esa oportunidad, el ex policía optó por hacer uso de su derecho a guardar silencio. Esta actitud de Aros ante los fiscales, la última vez que estuvo en las oficinas de Contreras y Parra, abrió más interrogantes. De comprobarse que fue Aros quién colocó todos los micrófonos, ¿quién más supo de estos planes?

Se espera que cuando el Ministerio Público reciba el informe de la PDI, los persecutores soliciten la formalización. Esta acción es sólo la comunicación del inicio de la investigación. Por esto es que esta y otras preguntas de los investigadores podrán irse despejando, a medida de que el imputado quiera colaborar y se realicen otras diligencias que den luces si este ex carabinero engañó solo a los más altos ejecutivos del rubro empresarial, o pudo actuar mandatado por un tercero.

Consultado por La Tercera respecto a la presunta participación de Aros en el caso, Pablo Gómez, abogado de José Juan Llugany, dijo que "es una posibilidad de que Aros sea el responsable, pero antes de hacer ningún juicio definitivo es necesario esperar que la fiscalía agote todas las otras líneas de investigación pendientes, como los correos electrónicos de personas vinculadas a la Sofofa que habrían sido intervenidos y que tienen una data muy anterior a la participación de Aros".

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