Apremiantes temas de la agenda interna



La Presidenta de la República -tras el retorno de sus vacaciones- inició el miércoles una gira a Japón, la última de su mandato y que, entre otros objetivos, busca conmemorar los 120 años de relaciones diplomáticas con el país asiático, además de reforzar los fructíferos lazos comerciales entre ambas naciones.

El viaje se da en el marco de una importante crisis institucional, en que el Ministerio Público y Carabineros se enfrentan por una presunta falsificación de pruebas en la "Operación Huracán", en tanto los masivos atentados incendiarios han continuado en las regiones de La Araucanía y el Biobío. También han surgido fuertes discrepancias en torno a la delicada situación de Venezuela, donde el Partido Comunista ha hecho una ácida crítica al canciller -acusándolo de seguir los dictámenes de Estados Unidos-, cuestionando los reproches de legitimidad hacia el régimen de Nicolás Maduro, un tema de creciente preocupación internacional.

Respecto de estas situaciones, la mandataria ha preferido tomar distancia -como en la disputa de fiscales con carabineros-, o ha evitado pronunciarse directamente. Cabría esperar que, a su regreso, estas materias también sean abordadas y la propia jefa de Estado entregue sus orientaciones. Su máxima de que gobernará "hasta el último día" no debería entenderse solo respecto de la tramitación de sus reformas emblemáticas, sino también de todos aquellos asuntos que conciernen al quehacer del gobierno, en particular cuando la seguridad pública está en riesgo o se esperan señales inequívocas de Chile sobre la crisis venezolana.

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