Combate a la delincuencia sin mayores avances



La última Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (Enusc) -con datos levantados entre septiembre y diciembre de 2017- revela que los progresos en el combate contra el delito han tendido a estancarse, con un ligero empeoramiento de la victimización respecto de la última medición. Conforme con los datos del estudio -elaborado por el Instituto Nacional de Estadísticas-, el porcentaje de hogares a nivel nacional en que a lo menos uno de sus integrantes ha sido victimizado escaló en 2017 hasta 28%, siete décimas más que el año anterior. Con el dato del año pasado, es posible tener una visión de todo el período del anterior gobierno, donde se observa que a partir de 2014 (23,5%), el porcentaje de hogares victimizados fue subiendo cada año, lo que confirma que uno de los grandes déficits del gobierno anterior fue precisamente el tema de la inseguridad. Como contrapartida, si el actual gobierno no logra revertir estas cifras para fines de su mandato, constituirá un grave incumplimiento de sus propias promesas de campaña.

Naturalmente no se trata de cifras alarmantes, que den cuenta de una suerte de descontrol del delito -de hecho, se observa una disminución del orden de cinco puntos en la percepción de aumento de la delincuencia en los últimos doce meses-, pero es evidente que en la medida que la Enusc no ha mostrado con el paso del tiempo un mejoramiento significativo en la mayoría de sus indicadores, es natural que en la ciudadanía se perciba un ánimo de frustración y reiteradamente se coloque a la delincuencia entre las tres primeras prioridades a las que debería abocarse cualquiera sea el gobierno.

A nivel país, se observa que solo la región de Coquimbo experimentó una disminución estadísticamente relevante de la victimización entre 2016 y 2017, pasando de 27,6% a 23,4%. Es también valioso que en el caso de La Araucanía el indicador haya caído 2,2 puntos -para ubicarse en 25,5%-, lo que no obsta a que se trata de la región que presenta alarmantes niveles de violencia, incluso de carácter terrorista, según han podido acreditar recientemente los tribunales. Especial atención merece lo que ocurre en la región de Tarapacá, pues si bien la victimización experimentó una caída, el hecho de que registre 35,9% -el mayor porcentaje a nivel nacional- sugiere un preocupante cuadro de inseguridad. También debe ser motivo de análisis por parte del gobierno las razones de porqué Magallanes subió más de tres puntos porcentuales en victimización (anotando 13,5% en 2017), considerando que es la zona con menos porcentaje de hogares victimizados. La Región Metropolitana, por su parte, experimentó un leve aumento, ubicándose sobre el promedio nacional (31,9%), un dato que preocupa.

Otro de los datos que llama la atención en el estudio es que el porcentaje de hogares victimizados que denuncia un delito presentó una leve caída, ubicándose en 38,5% de acuerdo con la Enusc. Al examinar en detalle las razones del fenómeno, aun cuando el primer lugar (18%) responde a que la pérdida no fue especialmente seria, un número importante deja de hacerlo simplemente porque no espera ninguna acción ni de tribunales como tampoco de las policías. Esta pérdida de confianza en instituciones clave para el combate contra el delito es un fenómeno grave, que requiere especial prioridad.

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