Déficit estructural



SEÑOR DIRECTOR

El gobierno anunció que no cumpliría la meta de controlar el déficit estructural llegando a 1,7% del PIB en 2017. Es de amplio conocimiento que este déficit se debe en gran medida a la situación que afecta dramáticamente al Ministerio de Salud, debido a que históricamente los presupuestos de la nación subestiman los gastos de esta cartera apostando a ingresos que son solo promesas o simples espejismos. El legado de la actual administración de salud será un mayor gasto de US$ 1.649 millones para 2017, con un presupuesto aprobado para 2018 un 2,3% inferior a ese monto.

En el contexto del incremento constante del gasto en salud, aprobar presupuestos por debajo del gasto real es un mal crónico que solo se cura con realismo y eficiencia. Realismo para reconocer que es imposible cumplir las promesas de recaudación, pues éstas se basan en incongruencias que no resisten un simple análisis. Por ejemplo; respecto de impuestos a productos específicos se ha proyectado para este año una recaudación hasta 30% superior a las de 2017, cuando este año no se cumplieron las proyecciones.

El presupuesto no considera el impacto en recaudación; por ejemplo, producto de la baja en prevalencia en el consumo de tabaco o la meta no cumplida del incremento del IVA en bebidas alcohólicas. Mucho menos el fracaso que representó la reforma tributaria.

Con respecto a la eficiencia, es fundamental para activar la productividad del sector salud enfatizar el cumplimiento de metas de contención de gasto, con espacios de gestión que van a requerir un esfuerzo conjunto y mucho diálogo entre los diferentes actores.

El próximo gobierno necesitará gerenciar las finanzas de primer nivel en la cartera de salud para recuperar la normalidad estructural perdida en esta administración.

Victoria Beaumont Hewitt

Gerente General Altura Management

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