Doble estándar



SEÑOR DIRECTOR

La terrible situación venezolana y la captura de Ricardo Palma Salamanca han traído de vuelta, por caminos distintos, el debate sobre la antigua figura del derecho a rebelión y el tiranicidio.

Mucha gente de izquierda intenta justificar bajo esta figura el asesinato del senador gremialista, cometido en 1991 por un comando armado del FPMR. Aunque haya sido llevado adelante en democracia y el vínculo de Guzmán con Pinochet no haya ido más allá que el de un asesor civil. Y le piden a Francia que intervenga para asilar al asesino.

Al mismo tiempo, muchas de esas mismas personas se niegan a defender a la oposición venezolana que está siendo perseguida brutalmente por Maduro, por considerarlos golpistas, "terroristas", etc. Y exigen a otros gobiernos, además, no intervenir en la situación venezolana.

Esta contradicción de criterios implica un extremo doble estándar: se considera legítimo asesinar, en democracia, a un civil que asesoró a un dictador de derecha. Y también que un gobierno extranjero intervenga en favor del asesino. Pero, al mismo tiempo, se considera ilegítima la resistencia civil en contra de un dictador de izquierda, y una afrenta horrenda la intervención de cualquier otro país en contra del tirano.

Pablo Ortúzar Madrid

Investigador IES

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