"Engendro putativo del imperialismo"

Mauricio Macri
Foto: EFE.


Con esta frase calificó Juan Domingo Perón al Fondo Monetario Internacional (FMI), la primera vez que llegó al poder en 1947, el mismo año en que el PIB per cápita de Argentina era el décimo del mundo. La semana pasada, cuando el Presidente Mauricio Macri acudió, a lo menos por cuarta vez desde la creación del Fondo, a pedir rescate, el PIB argentino es el número 48 en el mundo.

Cuando hace algo más de dos años Macri fue elegido presidente, más que entusiasmo se produjo alivio, no solo en la Plaza de Mayo, sino también en los mercados y gobiernos. Se abría una posibilidad cierta que el manejo político y económico dejaría atrás más de una década de populismo y corrupción creciente, lideradas por el matrimonio Kirchner-Fernández. El mundo le dio un apoyo cerrado, líderes mundiales como Obama y Merkel se hicieron presente en Buenos Aires para avalar las reformas; por esos meses Macri fue la estrella naciente en Davos, París y anfitrión del G20. En Chile también los agentes económicos apostaron por un mercado que se ordenaba y permitía presumir, con fundamento, espacios de crecimiento.

¿Qué pasó en los últimos días? Luego de un trimestre de inquietud cambiaría (depreciación del peso en un 25% ) que significó intervención del BC por más de US$ 8.000millones, en los últimos 15 días la fijación de la tasa de interés en un 40%, y una inflación anual probable muy por sobre la meta del 15%, Macri decidió acudir al "engendro putativo del imperialismo" en palabras de Perón, fantasma que aún suele cruzar la política Argentina a casi medio siglo de su muerte. Falló el gradualismo -dicen algunos-, se acabó el tiempo para bajar la inflación y reducir el gigantesco déficit fiscal,la financiación se puso más cara Trump mediante, no fue capaz de consolidar una mayoría política -más allá de las buenas encuestas de opinión-, dicen otros. Con seguridad, las causas son múltiples y es todavía un espacio de análisis para economistas y politólogos.

Me parece en todo caso que el gran tema, más que de causas es de los efectos. La decisión de acudir al FMI para pedir un respaldo financiero de US$ 30.000 millones, descartada no hace mucho por su ministro de Economía, importó un acto de honestidad de Macri, a mi juicio. La pregunta es si tendrá las espaldas políticas para capear los efectos económicos de corto plazo y sociales que puedan importar las exigencias del Fondo, que no hay duda serán moderadas atendidos los riesgos hay en Argentina de todo lo que huela a FMI. Macri, aún cuenta con un colchón de apoyo no despreciable; la principal figura de Cambiemos, la gobernadora de la provincia de Buenos Aires,tiene aún más legitimidad, y sin duda debe jugar un rol en los tiempos duros que vienen. El Presidente tiene una oportunidad de romper con la dramática situación de que los presidentes no peronistas no terminan sus mandatos desde hace más de 80 años; parece poco pedir, pero allende Los Andes no es tan poco.

Un sindicalismo potente pero quebrado, de muy mala imagen ciudadana por sus grados de corrupción, y una oposición peronista, también dividida en varias vertientes, son ayudas para Macri; pero convengamos que eso lo ha tenido previo a esta crisis. Necesita algo más, mano firme para conducir. Su liderazgo está a prueba y ya no basta el alivio.

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