Escuchar, dar la razón y reparar



SEÑOR DIRECTOR

La carta de nuestros obispos me parece notable. No debió ser fácil decidir dar el paso ni hacerlo. Sin embargo, el eventual cambio de obispos no resuelve el problema. Es una buena señal del Papa decir que hay un modo de proceder que hoy no calza con lo que pide la Iglesia. Pide más conexión con lo que sucede en la sociedad, pide algo que ha hecho Francisco: escuchar, dar la razón, pedir perdón de ser necesario y reparar. Debemos ir más a terreno, hablar de modo más sencillo, adaptar nuestros ritos para que sean significativos para las personas. Los laicos deben corregirnos y disponerse a formarnos para ser mejores servidores.

El Papa puso en el tapete el extravío que tuvo la jerarquía al poner a la institución por sobre las personas. Nuestra Iglesia siempre está en el lugar correcto cuando está del lado de las víctimas. Hay una visión de Iglesia que Francisco no quiere y que se ancló en la Parroquia de El Bosque. Es una visión que no está solo ahí, sino también en otros lados.

Podemos pedirle al Papa que cambie a algún cura u obispo. Pero lo más relevante es generar cambios de estructura y de cultura que impidan los abusos; eso nos corresponde a nosotros. En primer lugar, el abuso sexual, porque hay cosas que se hicieron normales y se dieron a entender como aceptables. ¿Cómo podemos generar estructuras internas que den las alarmas necesarias?

En segundo lugar, evitar los abusos de poder, un modo de relaciones verticales que tenemos algunos curas con los laicos de las parroquias e instituciones donde servimos. Hoy nadie corrige a un párroco, nadie corrige a un obispo, no rendimos cuentas, no somos evaluados. Hoy hubo laicos que corrigieron al Papa, le dijeron que estaba equivocado y él los escuchó y les encontró razón. Con eso el pontífice marca un modo de ser cura.

Finalmente, los abusos de conciencia son otro tema profundo y del que se habla poco, que tiene que ver con nuestra actitud de andar dirigiéndole la vida a la gente y tomar decisiones por ellos, como si fueran niños. Hoy nos tenemos que dejar enseñar. Iniciamos un camino que será lento. A pesar del dolor, en el horizonte hay esperanza.

Juan Cristóbal Beytía SJ

Capellán de TECHO-Chile

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