Grave crisis política en Nicaragua



La decisión del Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, de reformar el sistema de seguridad social desató una violenta reacción en ese país, con masivas manifestaciones en las que amplios sectores de la población expresaron su descontento con el gobierno. Si bien el mandatario anunció la derogación de la reforma, las protestas no han cesado y ya dejan al menos 34 muertos, cientos de heridos y más de 60 desaparecidos.

Este hecho no hace más que revelar que pese a que el gobierno retrocedió en su decisión, existe en Nicaragua un descontento popular mucho mayor contra un régimen marcado por la corrupción, el despotismo y por una estructura de gobierno en la que se mezclan una fuerte presencia del Estado, un partido (Frente Sandinista de Liberación Nacional) que ha ido copando los espacios políticos, y la presencia de la familia de Ortega en cargos clave.

Prueba de ello, son las declaraciones de ex dirigentes sandinistas como el escritor Sergio Ramírez y la comandante Dora María Téllez, quienes han denunciado prácticas autoritarias y dictatoriales de Ortega. Cabe destacar que a fines de los años 70 Ortega lideró una larga lucha para remover del poder a Anastasio Somoza; sin embargo, él completará más años en el poder que el antiguo dictador (26 años al mando del país centroamericano). En ese sentido, el sandinismo enfrenta una profunda crisis política, de la que a Ortega no le será fácil escapar.

La comunidad internacional debe condenar esta grave situación lo antes posible y con firmeza, a fin de evitar que derive en una crisis similar a la que enfrenta Venezuela.

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