Guerra de guerrillas

piñera
Foto: La Tercera/Archivo


Es verdad que durante las últimas semanas el gobierno ha tenido que lidiar con las negativas repercusiones de sus múltiples errores no forzados. También que hay ministros que dan muestras de esmero por meterse en dificultades innecesarias. Al punto que resulta legítimo preguntarse si se trata de fallos aislados o, por el contrario, de una suerte de incapacidad grupal algo generalizada para vincularse adecuadamente con la realidad y percibir el parecer ciudadano prevaleciente en diversas materias de interés público. Sin el mínimo desmedro de lo señalado, también es cierto que la oposición ha optado por desplegar una "guerra de guerrillas" en su contra, aprovechando las facilidades que le han sido concedidas gratuitamente. Incluso habiendo llegado a levantar polémicas por circunstancias que merecerían parafrasear las palabras evangélicas que recriminan la injusticia de "mirar la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio".

En fin, las fuerzas políticas ampliamente derrotadas en las últimas elecciones dejan entrever su incapacidad de aceptar cabalmente el verse excluidas del ejercicio del Poder Ejecutivo, al tiempo que la frustración que ello les significa. Lamentablemente, los hechos en comento pueden constituir el primer indicio de una actitud nada novedosa, especialmente proviniendo de la izquierda; la de "negar el pan, la sal y el agua" al contrincante que la ha vencido legítimamente en las lides democráticas. Nada de qué sorprenderse, desafortunadamente. ¡Bienvenidos a la política entendida básicamente como lucha por el poder! Ante este crudo escenario, las autoridades gubernativas quedan obligadas a realizar un triple coetáneo esfuerzo. Primero, a ser cuidadosas y prolijas en todo lo que hacen y dicen. Este es el piso. Se supone que no debería ser una tarea difícil (es de esperar). En segundo lugar, sin renunciar a impulsar un proyecto político de unidad nacional en torno a grandes desafíos para el desarrollo futuro del país, a no caer en la ingenuidad de creer que van a contar con un ánimo generoso entre las fuerzas de la antigua Nueva Mayoría ni tampoco del Frente Amplio y, consiguientemente, a proceder teniéndolo en consideración en el accionar de cara al cumplimiento de sus promesas de campaña y buenos anhelos para Chile. En tercer término, a saber separar "la paja del trigo", discerniendo aquello que es esencial de lo que es accesorio. Esto es, ser capaz de concentrarse en llevar adelante los propósitos fundamentales, sin enredarse en minucias, a la vez que desplegar la prudencia requerida para descubrir qué asuntos inesperados o impredecibles en la compleja y cambiante sociedad actual han de ser abordados decididamente y cuáles pueden esperar. Por ejemplo, la ocurrencia de las protestas estudiantiles contra los denominados "abusos de género", puede haber sido impensable hasta pocos meses atrás; de seguro está siendo, al menos en parte, conducida y manipulada por determinados sectores ideológicos, pero no se trata de un problema pasajero ni de poca monta. Hay que entender, hacerse cargo pronto y conducir con acierto el proceso social que implica.

Como se aprecia, el reto enfrente es mayor. De la oportunidad y solidez con que sea afrontado y liderado dependerá el éxito de este gobierno.

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