Internacionalizar Chile en la era digital

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Foto: Agencia Uno.


Ya se ha expuesto que el tema hoy no es la mera apertura de mercados o un asunto de cuotas o aranceles, sino además de gestionar y asumir las múltiples regulaciones legales y trabas administrativas a las cuales muchas veces se deben afrontar nuestros exportadores; ahí están el  especial rol no solo de las respectivas diplomacias corporativas, en el caso de las grandes empresas, sino también el papel de la diplomacia tradicional que tiene dentro de sus mandatos la protección de sus connacionales y el desarrollo de las relaciones económicas.

Con un 2017 con superávit fiscal que alcanzó los 6.908 millones USD, según cifras del Banco Central, con un incremento del 12,7% de las exportaciones; la apertura comercial y red de tratados de Chile, con 26 acuerdos comerciales capaces de abarcar el 64,1 % de la población mundial y el 86,3 % del PIB global, entre otros factores, la imagen país y la promoción de exportaciones e inversiones serán cruciales para el desarrollo de nuestra economía.

En ese sentido el Proyecto de Modernización de la Cancillería es un avance, al darle rango de Subsecretaria de Relaciones Económicas Internacionales a la actual Direcon, y va en la senda de  una nueva mirada y un rediseño de la política de promoción de exportaciones e inversiones. La tarea por cierto es armonizar el trabajo interagencial incluyendo a InvestChile; con un  ProChile 3.0 como promotor de exportaciones, inversiones e Imagen País de manera conjunta y no excluyente  con la fundación encargada (Fundación Imagen de Chile, FICH).

Por otro lado, hay reforzar aún más el trabajo desde regiones para incorporar elementos regionales estratégicos en la promoción de exportaciones.

Además de lo anterior, seguir desarrollando  actividades de cooperación con otras agencias de promoción de los Estados de la Alianza del Pacífico; priorizar programas y actividades de promoción con foco en los servicios y desarrollar programas enfocados en las Pymes exportadoras. Por ejemplo, el escaso 2,9% de las Pymes que exporta de manera directa sus productos es una cifra que debe ser superada, promoviendo entre otras cosas que sus bienes y servicios estén asociados a la Marca Chile.

Por otro lado, si bien el gran consenso de los beneficios maximizadores de liberalizar el comercio sigue vigente, más allá del auge o irrupciones de aquellos a quienes no ha beneficiado de manera inmediata la globalización, la mirada más a mediano y largo plazo es pensar que pasará el 2030 o el 2040 con los empleos tradicionales de cara a la revolución tecnológica que está en curso. Recordemos, y en esto parafraseo al historiador Yuval Noah Harari, que la revolución industrial efectivamente género más empleo, pero en un principio de menor calidad y peor pagado.

¿En síntesis estamos preparando a nuestras Pymes para la era digital efectivamente?, que va más allá del uso de TICs, sino del empleo de softwares que serán imprescindibles para actuar en un mundo de logística sofisticada; hiperconexión; implementación de normas internacionales de información financiera (hoy IFRS) y en definitiva nuevas herramientas tecnológicas. Para que hablar del inglés "conditio sine qua non" para la penetración de nuevos mercados.

En una era de consensos globales, los desafíos son más sofisticados, tanto para las agencias convocadas a promover los intereses comerciales de Chile en el exterior, que ya no solo debemos velar por la venta, sino también, entre otras cosas, por una efectiva postventa y la generación de valor asociada a la Marca Chile. Tanto como para aquellos organismos encargados del apoyo en la generación de nuevas industrias y en que obligadamente estará incluido también la capacitación e incorporación de la cultura digital propia de los tiempos presentes, que serán cada día más demandantes.

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