La Cumbre como punto de inflexión

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Los líderes de la región luego de posar para la foto de la VIII Cumbre de las Américas ayer, en Lima.


Dicen que la VIII Cumbre de las Américas en Lima fue deslucida. No concurrieron sus personajes más mediáticos (Trump, Castro y Maduro), el consenso unánime para luchar contra la corrupción abundó en retórica, y en la crisis venezolana se logró un acuerdo solo parcial. Sin embargo, podemos rescatar varias cosas.

Si bien el momento de llevar a cabo este cónclave en Lima no era el más propicio, el país anfitrión supo sortear su crisis interna, su institucionalidad política funcionó, y su diplomacia tuvo el coraje de desinvitar al dictador Maduro, enviando así una señal poderosa contra el populismo.

La VIII Cumbre confirmó que el "socialismo del siglo XXI" está agónico y que la democracia en América Latina se ha visto reforzada por las gestiones de Macri, Temer, Piñera, y Vizcarra. Maduro está cada día más aislado, Cuba no es capaz de sostenerlo para siempre, crece la oposición de los jóvenes a Ortega y familia, el intento de Evo Morales por eternizarse en el poder no está garantizado, y Lenín Moreno ha demostrado mucha moderación y pragmatismo.

Esta tendencia tiene, eso sí, algunos desafíos por delante: elecciones en Colombia, México y Brasil. El "uribista" Iván Duque parece afirmarse en la carrera presidencial colombiana, aunque la amenaza populista está siempre latente con el candidato izquierdista Gustavo Petro y por el poder económico (narcotráfico) de las Farc. Si el mesiánico López Obrador vence en su tercera postulación, la economía mexicana puede verse afectada y habría una postura más favorable al chavismo. Y, por último, la incógnita Lula (preso o candidato) es un factor que tiende a desestabilizar al Brasil.

Pero el tema más candente era la grave crisis venezolana. No hubo una condena categórica y el anuncio del Grupo de Lima (más EE.UU. y Bahamas) de no reconocer las próximas elecciones venezolanas (mayo) aparece como poca cosa y algo tardío. A estas alturas, no va a inhibir al gobierno de Maduro de llevar adelante un fraude electoral, por lo que solo cabe aumentar la presión internacional. Algunos analistas opinan que la postulación del ex militar Henri Falcón no sería sino una maniobra del chavismo ortodoxo para deshacerse de Maduro. Otros consideran que eso es una ilusión vana. En fin, la alternativa real es aplicar sanciones económicas y apretar el aislamiento diplomático de la dictadura chavista. Hay que tomar medidas urgentes antes de que Venezuela se convierta en otra Cuba.

Las declaraciones del Presidente Piñera llamaron la atención. Por ejemplo, encabezó la autocrítica de la región y se comprometió con reducir drásticamente los niveles de corrupción en los próximos diez años. En el caso de Venezuela, fue categórico: "Venezuela es un problema de todos, allí no hay democracia ni respeto a los derechos humanos". Y, por último, hizo un llamado a Irán y Rusia para prohibir al gobierno de Bashar al-Asad el uso de armas químicas.

Todas esas manifestaciones reflejan un cambio sustancial en el liderazgo y en el estilo de nuestra diplomacia. Ya no se confunden los principios con la retórica ideológica, no se eluden los problemas y las cosas se dicen por su nombre.

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