Para leer a la OCDE



En "Para Leer al Pato Donald", Ariel Dorfman y Armand Matellart (1972) denunciaban que la historieta de Disney contenía subliminalmente una penetración ideológica. El título parafraseaba claramente a "Para Leer El Capital", de Balibar y Althuser (1965), que intentaba explicar cómo entender correctamente el marxismo. Yo no leí esos libros, pero sí recuerdo los debates de la izquierda de entonces, donde partidarios y detractores apelaban a argumentos ultra ideológicos. O sea, una lata.

Este lunes la OCDE lanzó la publicación "Estudios Económicos de la OCDE: Chile", que aborda los desafíos que enfrentaría nuestra economía para respaldar un crecimiento inclusivo. En estos pocos días ya han surgido críticas. Entre ellas, que no da cuenta que Chile tendría una de las tasas de impuestos a las empresas más altas de la OCDE; que en Chile se prohibió el reemplazo interno en la huelgas, a diferencia de lo que existe en la totalidad de la OCDE (excepto México); que no aborda críticamente la reforma educacional, y así. En esas lecturas críticas hay un malentendido que espero aclarar.

La OCDE es el club de los países desarrollados y de los que están cerca de serlo. Cada país miembro está representado por su gobierno de turno. En el caso de Chile, por el gobierno de la Presidenta Bachelet hasta el 9 de marzo. Así, era muy improbable que el informe sobre Chile fuera explícitamente crítico de las reformas emblemáticas de Bachelet. Eso no significa que la OCDE esté a favor o en contra de esas reformas. Solo las omite y, en este caso particular, el silencio no otorga.

Dicho eso, encuentro que el informe es valioso. El diagnóstico sobre Chile no es complaciente. Entre otros aspectos destaca el crecimiento débil (y a la baja) de la productividad, la desigualdad, un sistema de pensiones que no da el ancho, bajo gasto en I+D, competitividad internacional que ha perdido dinamismo, demasiados empleos precarios, y así. Frente a ese diagnóstico el informe sugiere una serie de acciones constructivas que dan que pensar.

Más allá de lo que está explícito en el informe, hay un aspecto de fondo más valioso. Chile está en el umbral del desarrollo. El camino que falta por recorrer ya lo transitaron la mayoría de los miembros de la OCDE. Muchos de los nuevos desafíos de Chile nos generan dilemas que nunca hemos enfrentado en el pasado. Y nuestras respuestas suelen ser voluntaristas, desprolijas y vociferantemente ideológicas. Candidez provinciana, pura y simple. El camino al desarrollo requiere una aproximación mucho más práctica. Entre otras cosas, tratar de aprender de los que ya son desarrollados. No se trata de copiar mecánicamente, sino de mirar con inteligencia y pragmatismo lo que ya existe en otras latitudes. Y también, por supuesto, escuchar con atención cómo nos ven desde los países desarrollados.

Los textos del primer párrafo son un llamado a ideologizar. "Para leer el informe OCDE", en cambio, es mejor desideologizarse.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.