Ley de migraciones: una oportunidad

Imagen 682586


Las cifras dadas a conocer por el subsecretario de interior sobre los extranjeros que viven hoy en nuestro país, sorprende a cualquiera: son cerca de un millón de inmigrantes, de los cuales 300 mil estarían en situación irregular. Tampoco deja de impactarnos la cifra de haitianos, cuyo crecimiento se estimó en un 4.000% durante el período 2014-2017. Esta realidad hoy nos explota en la cara y exige soluciones prontas y claras que puedan mitigar los posibles efectos negativos de este fenómeno.

El proyecto de ley de migraciones impulsado por el gobierno de la ex Presidenta Bachelet, fue rechazado por la Comisión de Gobierno Interior y Nacionalidad de la Cámara de Diputados por considerarse "muy deficiente" e "incoherente". Frente a esto el actual Presidente Sebastián Piñera, tomó las riendas del tema junto al Ministerio del Interior y está trabajando en un proyecto que se basa en el texto legal del 2013. Este documento, rescata los mejores aspectos del período anterior: no criminalización, debido proceso y respeto a los derechos humanos. Además, se introducen algunas indicaciones como ampliar el Consejo de Política Migratoria, se modifican los tiempos de residencia temporal y las visas, se tomarán medidas para descongestionar el Departamento de Extranjería (DEM), entre otros.

La diferencia está en que por fin hoy, luego de cuatros años de discusiones infructuosas, se está tomando con seriedad el tema, estudiando cada punto conflictivo, lo que permitirá finalmente entregar un marco regulatorio efectivo.

Chile ha enfrentado un alto crecimiento en los últimos 30 años. Esta condición,  ha generado un salto en nuestro PIB per cápita que ya supera los US$ 24.000 en Paridad de Poder de Compra; lo que sitúa a nuestro país por encima de todos los de la región. Nos hemos transformado entonces en un atractivo país para migrar en Latinoamérica, dado que registramos un aumento en la demanda por empleos de menor calificación, pero con mejores salarios respecto a las naciones de origen. Estas "fuerzas irresistibles" de las que habla Pritchett (2016) u olas de inmigrantes: principalmente jóvenes que vienen a nuestro país buscando un futuro mejor, vienen efectivamente a llenar vacíos en nuestro mercado laboral.

Sin embargo, esta llegada de inmigrantes de menor calificación genera una entendida resistencia, argumentando que esto afectaría los salarios de los trabajadores nacionales y aumentaría la desigualdad y delincuencia. Sin embargo, numerosos estudios de países avanzados muestran que los efectos en las remuneraciones no son claros e incluso si fueran negativos, la variación estaría solo entre el 1% y 2%.  Contrariamente, los salarios reales de este tipo de empleos, son los que han subido a la tasa más elevada durante los últimos 6 años. (Bravo, 2017).

En cuanto a la delincuencia, la tasa registrada es más baja en los inmigrantes respecto a los nacionales e indica que los primeros son víctimas de quienes se aprovechan del desconocimiento de lo extranjeros. Por esto, es necesario establecer restricciones que limiten la contratación en actividades intensivas, junto con establecer reglas claras de acceso a salud y pensiones.

Todos estos puntos serán abordados en el proyecto de Ley que impulsará el actual gobierno y que solo faltaría la firma para que ingrese a la indicación sustitutiva en el Congreso.

Abrirse a las migraciones y a sus efectos es una responsabilidad que el gobierno anterior no asumió de manera responsable. A medida que pasaron los años, las  cifras fueron elocuentes y la autoridad no tomó las medidas a su debido tiempo. Por esta razón, hoy nos vemos enfrentados a una realidad bastante más compleja. Sin embargo, el actual Presidente sí posee las herramientas necesarias para enmendar el rumbo. Esperemos que finalmente el debate en el Congreso se ubique a la altura de las necesidades de nuestro país.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.