SEÑOR DIRECTOR

Los resultados de la jornada electoral en Italia han sido calificados como "sorpresivos". El partido más votado fue el Movimiento Cinco Estrellas (M5S), tienda euroescéptica, anti establishment y con una fuerte carga de populismo. En la centroderecha, la Lega, de origen regionalista (norte) y con fuerte acento nacionalista arrebató el predominio del sector al partido de Berlusconi. Finalmente, el Partido Democrático (PD), la centroizquierda socialdemócrata sufrió un desplome pocas veces visto, relegada a un lejano tercer lugar. Un verdadero terremoto político.

Esta elección sigue mostrando que parte importante de la población mundial que vive en democracia, canaliza años de frustración no a través de revoluciones violentas y sanguinarias, sino votando por candidatos y partidos que rompen el esquema de la elite política e intelectual que impera tras el fin de la Guerra Fría. El grupo más golpeado es la socialdemocracia, presa de la corrección política e incapaz de adaptarse al nuevo escenario.

En la entrevista a Mario Vargas Llosa publicada el 4 de marzo, el Nobel señala: "La corrección política es enemiga de la libertad". Esta advertencia no solo corre para la socialdemocracia: es una llamada de atención para la centroderecha que, si no es capaz de generar una propuesta atractiva fundada sobre las ideas de una sociedad libre, corre el peligro de ser fagocitada por grupos con acentos nacionalistas, corporativistas o estatistas. Éstos se presentan como outsiders, disruptores del status quo y se convierten en verdaderas amenazas para la sociedad libre.

Álvaro Iriarte

Director de Investigación Instituto Res Pública