Los desbordes de la derecha

FOTO: DEDVI MISSENE


A través de radios, programas de TV y medios escritos, los presidentes de los partidos del oficialismo se han dicho de todo. Entre los golpes más efectivos en el ring está el recordatorio del presidente de RN al poder de veto que ejercía la UDI en los años álgidos de la transición, y la arremetida de este último partido contra el ministro del Interior, a quien culpa de todo.

El comportamiento de RN en el Congreso con el gobierno también es motivo de comidillos en el oficialismo. La abstención de Desbordes en la interpelación a tres ministros, y sobre todo, la foto de camaradería de diputadas del partido del Presidente con colegas de la oposición que hace pocos días votaron por destituirlo, generó todo tipo de alergia en La Moneda, y también en la UDI. Dicho partido se ve a sí mismo como el más leal con el gobierno y el que ha pagado los costos más caros. Aunque no lo dicen, la herida por la caída del tercer coronel no cicatrizará en muchos años. La búsqueda de un culpable ante tal ofensa hizo centrar los dardos en Blumel. Ayuda a este clima la extraña distorsión política que las dos carteras más importantes del gobierno esté en manos de Evópoli, un partido que tiene sólo un senador, y que busca construir identidad diferenciándose de una derecha a la que llaman más retrógrada.

Todo esto no es una pataleta de fin de año. Si se realiza un balance de fuerzas, poniendo en una tabla aquello que genera movimientos centrífugos, versus aquellas cosas que generan sentimiento de unidad, los vaticinios van hacia el fin de la coalición. El gobierno está literalmente en el piso, sin agenda alguna y actuando bajo el viento bramador de las circunstancias. En la cercanía de las elecciones, la tendencia natural de los parlamentarios es al comportamiento díscolo y audaz, como lo hace el actual presidente de RN. La aparición de muchos Desbordes será la tónica y eso explica los comportamientos en las votaciones. Finalmente, tendrán que ir a sus distritos a pedir votos y podrán negar tranquilamente a Piñera.

Dentro de la derecha no partidaria se está generando cada vez más una sensación que los partidos de ChileVamos entregaron la oreja, la firma para una nueva Constitución, la ortodoxia económica a cambio de nada. La calle sigue encendida y las funas a figuras del oficialismo son pan de cada día. Eso hace cada vez más la configuración de un poderoso movimiento que llamará a votar contra la nueva Constitución con consecuencias mayores. Si dicho grupo obtiene más de un 30% se convierte en una nueva fuerza política. El principal damnificado de esto es la UDI que siempre ha tenido los votos de los más cercanos al autoritarismo. Hay que recordar que, en la última elección, las comunas del sector oriente de Santiago fueron las que tuvieron una más alta participación electoral.

Por ello, la única jugada que le queda al gremialismo es la rudeza. Eso explica sus ataques al ministro del Interior, símbolo de este entreguismo de la derecha como lo llaman las figuras más cercanas a José Antonio Kast. Su propio perfil liberal y amante de la música folclórica lo hacen más simbólico aún. Bajo esa lógica, Desbordes y su propia tropa van a moverse hacia donde están los antiguos votos moderados que votaron por Piñera y se sienten desilusionados. Saben que, en los años venideros, donde la situación económica será peor, el desencanto aumentará. La única jugada posible de Piñera para revertir los resultados son unos verdaderos tiempos mejores, y no se ven por ningún lado.

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