Migración ilegal en zona norte

Parece haber más conciencia sobre la importancia de contar con buenas regulaciones para evitar situaciones irregulares y así aprovechar las ventajas de una migración ordenada.



La zona norte del país vive un cuadro de tensión a raíz del aumento de la inmigración ilegal, lo que ha despertado la inquietud no solo de las autoridades sino también de la población local, debido al complejo cuadro social que se está generando, ante las precarias condiciones en que se encuentran muchos de estos extranjeros, sin que existan recursos económicos suficientes para poder ir en su ayuda.

Según antecedentes que han podido recabar distintos organismos, el fenómeno no solo está cruzado por los ingresos ilegales sino también por el tráfico de migrantes -de la mano de bandas especializadas-, donde se ha observado un aumento de 53% entre enero y agosto en relación con igual período del año pasado. Aparejado a esto la Subsecretaría del Interior también ha alertado de que se observa un incipiente crecimiento de la trata de personas, todo lo cual constituye una poderosa señal de alerta.

El fenómeno que hoy se observa probablemente es un anticipo de lo que podría esperarse en el futuro, a medida que la crisis derivada del coronavirus comience a ser contenida y nuevamente se reabran las fronteras. Previsiblemente habrá una fuerte presión migratoria sobre las fronteras, lo que hace necesario contar con una nueva política migratoria a fin de regular adecuadamente estos flujos, permitiendo una migración ordenada y de acuerdo con los lineamientos que fije el país. El proyecto de ley sobre Migración y Extranjería, que se encuentra en su tercer trámite constitucional, puede proveer ese marco regulatorio, y por ello es fundamental que el Congreso cuanto antes pueda despacharlo a ley, considerando el extenso tiempo que lleva en tramitación.

En esa perspectiva, es valioso que el Senado haya desestimado algunas mociones que habrían desnaturalizado por completo el sentido de esta nueva regulación, que era justamente favorecer una migración ordenada. En particular, la que se había conocido como “visa de turismo laboral”, permitía cambiar el estatus migratorio apenas ingresado al país, de modo que alguien que llegara en calidad de turista podía optar por acogerse a un permiso temporal para la búsqueda de oportunidades laborales. Lo sucedido vuelve a relevar la importancia de que no se envíen señales equívocas que puedan inducir la llegada de migración ilegal, porque eso mismo alimenta en la sociedad sentimientos de animadversión y hace más difícil promover las invaluables ventajas que la migración tiene para el país, tanto en su dimensión económica como cultural.

A raíz de lo que está sucediendo en el norte distintos estamentos parecen estar tomando más conciencia sobre la importancia de no repetir los errores del pasado, cuando se cayó en una completa laxitud en materia migratoria, y promover regulaciones eficientes. Con todo, los esfuerzos que haga el país serán insuficientes si no van acompañados de una coordinación para dar una respuesta regional frente al fenómeno migratorio. Una parte importante de quienes han ingresado irregularmente al país durante este año corresponde a venezolanos -lo que también se ha visto en Colombia, Ecuador y Perú-, huyendo de la profunda crisis social, política y económica en que se encuentra sumido Venezuela, que cada vez se profundiza más.

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