Nueva Constitución



Señor director

Debo prevenir que creo firmemente en la necesidad de una nueva constitución para nuestra nación. En consecuencia, las críticas al último acto con que el gobierno saliente remitió al trámite legislativo un proyecto de nueva constitución no alteran mi visión. Es cierto, también, que la remisión al Congreso a horas de la entrega tiene una virtud, pues reafirma que la discusión es en sede legislativa, dejando atrás los escarceos, con la búsqueda de un atajo vía interpretación mañosa del actual texto constitucional, que en su momento entusiasmó a muchos; en particular, transversalmente a parlamentarios de la Nueva Mayoría.

Sin embargo, más allá de lo tardío, hay una cuestión de fondo muy compleja. En efecto, haber prescindido de todo diálogo con los partidos políticos resulta gravísimo. Hasta el más sencillo proyecto suele ir acompañado de un diálogo prelegislativo. Que en la ley de las leyes ello no ocurra constituye un desprecio inaceptable y contribuye desde la primera magistratura a profundizar la crisis de los partidos. De esta decisión, nada bueno puede surgir.

Jorge Burgos Varela

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