Nueva reforma migratoria



El pasado lunes el Presidente Piñera envió indicaciones a su proyecto de ley de migraciones ingresado originalmente en 2013, tomando algunos de los aspectos de la propuesta del gobierno anterior que no logró mayores avances en el Congreso. Es de esperar que, dado que no hay diferencias sustantivas entre ambos proyectos, la discusión legislativa sea profunda pero expedita, entendiendo que el país requiere con urgencia una actualización a su normativa migratoria.

Las principales modificaciones del proyecto consideran la creación de un Servicio Nacional de Migraciones, que aunque significa incrementar el tamaño del Estado posiblemente se justifique, considerando la mayor población migrante presente en el país, las nuevas categorías migratorias y facultades que se crean en el proyecto. Asimismo, crea un catálogo de derechos para los migrantes en áreas como salud, educación y seguridad social. Facilita la inserción laboral de los técnicos y profesionales extranjeros al terminar con el monopolio que actualmente goza la U. de Chile para reconocer los títulos entregados por instituciones de educación superior fuera del país. Sin embargo, hace falta una propuesta más audaz respecto a la limitación de las empresas para contratar extranjeros. Por ejemplo, el proyecto de la Presidenta Bachelet subía el actual tope de 15% a 25% aspecto donde las indicaciones no innovan manteniendo el actual techo y exceptuando a trabajadores temporeros.

Respecto a los deberes de los migrantes buscan residir en el país, se establece un registro nacional que permitirá un mayor control de quienes ingresan por periodos acotados de tiempo al país. Por otro lado, se termina la posibilidad de personas que entren como turistas puedan acceder a residencia temporal, creando una nueva categoría migratoria para quienes lleguen al país a trabajar o buscar empleos, los que en cualquier caso deberán solicitar dicho permiso antes de ingresar a Chile.

Paralelamente a las indicaciones, el Ejecutivo dio a conocer una serie de iniciativas administrativas como terminar con la entrega arbitraria de permisos temporales por parte del Departamento de Extranjería y crear visas automáticas para extranjeros de alto capital humano. Ambas medidas van en la dirección adecuada.

Entre los aspectos que levantan más dudas está la de solicitar visa para ingresar (incluso como turista) a ciudadanos de Haití y Venezuela. En primer lugar, debido a la experiencia que se ha tenido con República Dominicana, a cuyos residentes se les exige un permiso similar, y ha generado incentivos para que mafias se organicen para ingresar ciudadanos de dicho país de manera ilegal. Además, resulta curioso que otros países con una mayor población en nuestro país no le se les pidan requisitos adicionales.

Por último, la ley pretende regularizar a quienes actualmente residen en el país en forma irregular. A ellos se les entregará un permiso de residencia temporal por un año siempre que no tengan antecedentes delictuales. En cambio, quienes sí los tengan serán expulsados así como también quienes pasados los plazos no se hayan regularizado su situación migratoria. Esta medida también parece valiosa, ya que tal como se sugirió, es coherente con la que se pretende sea la política de largo plazo en materias migratorias.

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