Objeción de conciencia



SEÑOR DIRECTOR

"Hasta el último hombre" es una película dramática que estuvo en cartelera y que está basada en la vida de Desmond Doss, un soldado norteamericano que se negó a portar armas en el frente,a pesar de lo que disponía la reglamentación. Posteriormente fue condecorado por el presidente Truman por haber salvado la vida a más de 75 hombres durante la batalla de Okinawa, una de las más cruentas de la Segunda Guerra Mundial. Basta ver la película o leer la vida de este militar, para apoyar la decisión que tomó. Nadie cuestionaría su objeción de conciencia con respecto a no portar armas; más bien impresionan su coraje y valor.

De la misma manera parece una ironía que alguien cuestione a médicos que han decidido trabajar en el sistema público, poniendo en el centro de esta decisión el bienestar de sus pacientes, por ser objetores de conciencia en el aborto. Como si todo el trabajo de ese médico se redujera solo a este tema, olvidando la inmensa y abnegada labor que hacen y que permite, por ejemplo, tener una cifra de mortalidad materna de país desarrollado, con inversión de país en vías de desarrollo. Esto solo se logra por la calidad del equipo de salud que trabaja en el sistema público.

Parece un despropósito que alguien cuestione que un médico pueda actuar basado en sus convicciones y en su compromiso con la salud de sus pacientes. Si se empieza a perseguir a estos médicos por sus convicciones, pasará algo evidente: dejarán el sistema público, no habrá como reemplazarlos y ahí sí que nuestras pacientes quedarán desamparadas.

Sebastián Illanes

Gineco-obstetra, Profesor Titular Facultad Medicina Universidad de los Andes

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