Populismo y el ejemplo de Hungría



SEÑOR DIRECTOR

El triunfo electoral del partido conservador nacionalista "Fidesz" en Hungría le permite a su líder Viktor Orbán revalidar el rol de primer ministro de la nación centroeuropea hasta 2022, completando 12 años como líder y máximo dirigente político. Su triunfo fue pavimentado por una extensa campaña mediática contra la inmigración y la defensa de valores cristianos tradicionales. Pese a que en Hungría solo el 1,5% de la población es extranjera -y de aquel porcentaje, dos tercios son de origen europeo-, Orbán y su partido han encendido la mecha del temor hacia supuestas hordas de migrantes provenientes de países en conflicto, en su mayoría de origen musulmán, que en su arribo al país causarían aumento de inseguridad, desempleo y más riesgo de actos terroristas.

Este discurso basado en el miedo ha permeado profundamente la población, aumentando la distancia de ciudadanos con el funcionamiento de la Unión Europea. Preocupa la cercanía y amistad de Viktor Orbán con líderes como Vladimir Putin y Xi Jinping, con quienes comparte la deriva autoritaria, basada en la desconfianza en la sociedad civil, el ataque a diversas ONG y la limitación de libertades fundamentales.

Este triunfo electoral que nos parece tan lejano, evidencia el auge de ciertos gobiernos que defienden un camino democrático "antiliberal". En nuestra región, países como Venezuela y Bolivia son dirigidos por líderes que se catalogan a sí mismos como "demócratas", básicamente por el rito que siguen al convocar periódicamente a elecciones, no obstante, adolecen de mínimas condiciones legales e institucionales para ser libres, confiables y justas. Hay que estar en alerta y velar por la protección de los valores democráticos esenciales ante la amenaza cada vez más clara de proyectos políticos que manipulan el valor y significado de vivir en democracia.

Jaime Delgado Ugrín

Magíster en Ciencia Política UC

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