Proyecto de Nueva Constitución



SEÑOR DIRECTOR

La aventura constituyente del gobierno de Bachelet llega a su fin. El proyecto de nueva Constitución es la última etapa de un difícil proceso, con una consulta ciudadana no vinculante. Será un proyecto testimonial. Quedará inscrito en la historia, pero sin posibilidad de llegar a buen puerto, tanto porque el futuro gobierno es contrario a esta iniciativa, como por la ausencia de las mayorías parlamentarias necesarias.

Ahora bien, "nueva" Constitución significa cambiar la configuración del poder y, especialmente, su excesiva concentración en la sociedad. Sin embargo, este proceso no ha contado con una masiva participación popular; ha sido empujado desde élites políticas, académicas y culturales, sujetos beneficiados con la actual estructura de relaciones de poder, es decir, los menos interesados en que ésta cambie. Por ello, no parece razonable esperar que de este proyecto surja una "nueva" Constitución. La idea de incorporar una cláusula de igual salario a igual trabajo lo demuestra: la garantía de no discriminación arbitraria no ha sido efectiva en esta materia, pues las debilidades del proceso legislativo han impedido su concreción. Más allá de los enclaves autoritarios, la causa radica en el déficit de representación de las instituciones democráticas y en el fracaso de los partidos para articular y canalizar las demandas sociales. Así, si el eje no es la redistribución del poder, nada garantiza que una cláusula mejore, por ejemplo, las condiciones laborales de las mujeres, salvo una que destrabe el proceso legislativo y habilite a la ciudadanía para incidir en estas materias, a través de sus representantes.

Jaime Andrés Bassa

Universidad de Valparaíso

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.