Sombrías señales en el IPoM

Banco Central Intervención
FOTO:FRANCISCO FLORES SEGUEL/AGENCIAUNO


El Banco Central publicó el Informe de Política Monetaria (IPoM) correspondiente a diciembre con su visión sobre la compleja situación económica que enfrenta el país con motivo de la profunda crisis social gatillada a mediados de octubre.

La primera conclusión que entrega el informe del instituto emisor es el fuerte recorte de las proyecciones de crecimiento para este año y el próximo. Para 2019, el informe anticipa un crecimiento de solo 1% -el más bajo en una década-, lo que tiene implícito una caída promedio de 2% para los meses de noviembre y diciembre que, de materializarse, dejaría al cuarto trimestre de este año con una caída interanual de 2,5%. Adicionalmente, el informe proyecta una tasa de variación interanual negativa para el primer trimestre del año 2020, lo que podría dar pie a una recesión técnica. Para el próximo año el Banco Central estima un crecimiento exiguo -entre 0,5% y 1,5%-, pero deja abierta la posibilidad de que el ajuste sea aún más intenso al señalar que "el actual escenario presenta un grado de incertidumbre mayor que el habitual" y que "un factor clave en la evolución futura de la economía será la confianza de hogares y empresas, y su relación con el desempeño del mercado laboral, el consumo y la inversión".

Es evidente que la disrupción que ha experimentado la confianza de los agentes privados -que medida por los indicadores tanto de consumidores como del mundo empresarial ha anotado caídas históricas- anticipa un escenario pesimista para los próximos meses para la inversión y el consumo. De hecho, el IPoM espera en materia de inversión una caída de 4%, el peor desempeño en un quinquenio, que está sujeta a que algunos proyectos mineros ya comprometidos sigan su curso. Sin embargo, es difícil pensar que con la confianza empresarial en su piso histórico la inversión pueda tener un comportamiento tan distinto al que experimentó para la crisis subprime en 2009, oportunidad que registró una caída de 13,3%, sobre todo considerando que el origen de esta crisis está en el ámbito local sin un horizonte de resolución claro.

El consumo, por su parte, crecería solo 1,1% en 2019 y 2020, su peor desempeño desde la crisis de 2009, explicado por un deterioro del mercado laboral -donde ya el Banco Central advierte señales preocupantes y estima una tasa de desempleo que podría superar el 10% hacia el primer trimestre de 2020- y una reducción en los ingresos de las personas, afectados por caídas en el componente variable de las remuneraciones y menores presiones en el mercado laboral.

Al describir los riesgos que enfrenta la proyección para el 2020, el IPoM reconoce que "si el deterioro de los fundamentos del consumo y la inversión es más profundo, la demanda podría contraerse y precipitar un período de contracción económica más persistente". Señala además que es posible que el crecimiento tendencial de la economía se vea afectado, en cuyo caso podríamos experimentar un periodo de crecimiento lento con mayores niveles de inflación, lo cual tendría graves consecuencias en el bienestar de la población.

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