Un gradual retorno a clases

Es altamente valioso para el país que un grupo de colegios esté retomando las clases presenciales, por lo que cabe lamentar que el Colegio de Profesores pareciera empeñarse justo en lo contrario.



Es ciertamente un hecho valioso que algunos colegios hayan resuelto retomar las clases presenciales, luego de casi siete meses de un cierre forzado producto de la pandemia. Aunque todavía se trata de pequeños grupos de alumnos, y en varios casos limitados a los cursos superiores, estos primeros pasos envían una potente señal al país, en cuanto a lo crucial que resulta para los alumnos comenzar a retomar algo de normalidad en los procesos educativos.

A pesar de lo incomprensible que resulta en algunos el afán de dar por terminado el año escolar -para estos efectos incluso se tramitan proyectos de ley con esa finalidad-, sin medir las consecuencias de una medida así, estos primeros ejemplos probablemente permitirán ir despejando los explicables resquemores que aún despierta en muchas familias el retorno a clases ante la posibilidad de un contagio. Ya son 75 colegios los que han comenzado con este proceso -y otros 235 han elevado una solicitud para ello-, lo que en sí mismo constituye un desmentido para quienes se empecinan en boicotear esta posibilidad. Es también significativo que algunos centros de educación superior hayan comenzado con algunos módulos presenciales.

Tal como ya se ha advertido en estas mismas páginas, resulta contradictorio que se haya puesto un fuerte énfasis en la apertura de otras actividades, como el comercio, los restaurantes o los eventos deportivos -todos ellos por cierto esenciales-, pero en cambio mantener a los estudiantes confinados en sus casas por largos meses, en modalidad de educación a distancia, se asuma como parte de un costo inevitable y aparentemente sin mayor urgencia por superarlo. Aquí cabe destacar la determinación del Ministerio de Educación, que no ha cejado en su cruzada para retomar las clases, pese a las críticas que ello le ha valido.

El plan paso a paso que la autoridad ha diseñado para estos efectos ha respetado la voluntariedad del regreso a clases, lo mismo que los aspectos relativos a la seguridad para cautelar la salud de alumnos y profesores, como también la gradualidad, asumiendo que los estudiantes no podrán volver simultáneamente. La experiencia internacional muestra que un centenar de naciones tiene abiertos sus colegios, en tanto unos 65 han decretado una apertura parcial; 36 mantienen un cierre general, grupo en el que se encuentra Chile. Es indispensable que, tomando todos los resguardos del caso, el país comience a alinearse cuanto antes con la realidad de buena parte del mundo, en especial si se toma en cuenta que la evidencia disponible muestra que los colegios no constituyen importantes focos de contagio.

En este contexto, resulta lamentable que los esfuerzos de la dirigencia del Colegio de Profesores hayan estado puestos en oponerse al retorno a clases y colocar todo tipo de obstáculos. La escasa concurrencia de alumnos en Pirque en su primer día de apertura llevó a que su presidente lo calificara de “papelón”, careciendo de todo ánimo propositivo y renunciando a lo que debería ser su principal objetivo en este momento, que es velar por el mejor interés de los estudiantes y sus familias, apoyando a los colegios. Es desalentador que una instancia que debería ser fundamental para el actual momento esté optando por caer en la irrelevancia, marginándose de las soluciones.

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