Urge denunciar el Pacto de Bogotá

Evo Morales
Foto: EFE.


Chile tiene que denunciar el Pacto de Bogotá para terminar con la jurisprudencia obligatoria de la CIJ y evitar nuevas demandas que afecten nuestra soberanía. La estrategia boliviana ha sido la de victimizarse, con el fin de conseguir apoyo internacional y unificar a los bolivianos tras la pretensión de Evo Morales de eternizarse en el poder. Por ello, la presente demanda es parte de un proceso sin fin, sea cual sea el fallo de la Corte, hasta tanto Chile no haga una cesión territorial.

Noto una cierta complacencia en nuestro país, en cuanto que la defensa chilena habría demolido los alegatos bolivianos, por lo que la CIJ se atendrá al Derecho Internacional. Pero la Corte ya rechazó en 2015 la objeción preliminar que planteó Chile sobre su competencia. Nuestro país hizo ver entonces que el objetivo final de Bolivia era alterar una materia que se encontraba resuelta a perpetuidad por el Tratado de 1904. La postura de Bolivia trata de crear derecho de la mera política y juega a la justicia y la equidad.

Algunos días atrás el expresidente Frei recomendó el retiro de Chile del Pacto de Bogotá. Desde el anterior fallo de la CIJ en la demanda marítima peruana, un grupo de ex embajadores del Servicio Exterior agrupados en Ceperiya veníamos clamando por la urgente necesidad de denunciar el Pacto de Bogotá, actitud a la que se han ido sumando un número creciente de especialistas en Derecho Internacional, incluso algunos excancilleres. Todos concordamos en que, no obstante ese paso, siempre queda la posibilidad de recurrir a la CIJ voluntariamente y de común acuerdo.

Denunciar el Pacto de Bogotá no tiene nada de particular. De hecho, de los 35 países de la OEA, solo 14 son miembros de dicho acuerdo. Ni Argentina ni EE.UU. lo han ratificado y Bolivia lo hizo recientemente, en 2011, para poder demandar a Chile ante la CIJ. Colombia lo denunció luego de su diferendo con Nicaragua. Chile siempre ha estado dispuesto a escuchar a Bolivia para buscar formas de mejorar su acceso al mar, pero sin alterar el Tratado de 1904. Ha sido Bolivia la que se ha negado a tener relaciones diplomáticas regulares con Chile durante 53 años. Ahora, ha creado un clima de hostilidad, acompañada de insultos reiterados, que no han permitido un trabajo conjunto en los temas de la integración y la cooperación, causando un daño irreparable en la relación bilateral. Por ello, nuestro gobierno debe entregar un mensaje contundente de que Chile no acepta intervenciones foráneas que afecten su soberanía e integridad territorial.

Las razones de quienes se oponen a la denuncia del Pacto de Bogotá, tienen más que ver con sensibilidades subjetivas que con aspectos jurídicos reales, pues el retiro del Pacto está reglamentado en el mismo texto del Acuerdo. Que "la denuncia va a molestar a los jueces de la Corte", o bien "aún no es el momento adecuado", es pueril. Decir que la denuncia es "un acto contrario al tradicional respeto de Chile al Derecho Internacional", implica que la mayor parte de los países miembros de la OEA que están fuera del Pacto de Bogotá no respetan el Derecho Internacional. Aseverar que el retiro nos deja desprovistos de un mecanismo de solución pacífica de controversias no resiste análisis. Están la negociación, la mediación, el arbitraje y el recurso voluntario a la CIJ. Debemos poner fin a la competencia obligatoria de una Corte "creativa" y dejar sentado que los estados no deben reabrir controversias sujetas a tratados vigentes, sino cumplir con lo pactado.

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