Álvaro Elizalde, senador y presidente del PS: "Piñera alentó expectativas y jugó comunicacionalmente con el orden público en La Araucanía"

Álvaro Elizalde

El timonel socialista acusa al Presidente de buscar respaldo en las encuestas más que de solucionar los problemas. "El error consiste en creer que el problema se resuelve con la ley de la jungla", dice.


Ad portas de viajar a Washington para reunirse con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el presidente del PS, Álvaro Elizalde, analiza lo sucedido tras la muerte del comunero mapuche Camilo Catrillanca. Su evaluación sobre el actuar del Ejecutivo es crítica, no solo por este caso, sino también respecto de la gestión en estos más de ocho meses de gobierno. Acusa a Piñera de seguir preocupándose, al igual que en su primera administración, más de las encuestas que de solucionar los problemas de fondo. Además, el dirigente, uno de los líderes de la llamada Convergencia Progresista, aborda los desafíos de la oposición y hace un llamado a la unidad del sector y a actuar con responsabilidad.

Después de lo que ha pasado tras la muerte del comunero Camilo Catrillanca, ¿cómo evalúa la reacción que ha tenido el Ejecutivo?

Sin duda que es una situación dramática y dolorosa, en la que el gobierno no estuvo a la altura. Esto, particularmente en el desempeño del exintendente Luis Mayol, quien se hizo cargo de versiones que no correspondían a la realidad y tendió a generar una situación de mayor desinformación. El Presidente Piñera está preocupado más de las encuestas que de resolver el tema de fondo, y por eso la foto que se sacó cuando lanzó el Comando Jungla constituye una decisión errada, que no contribuye a generar las condiciones para una paz justa y duradera en la zona.

Pero el gobierno dice que ellos nunca han hablado de un Comando Jungla...

Al margen del tema del nombre, lo cierto es que hubo una puesta en escena de carácter comunicacional con el Presidente de la República como protagonista, rodeado de los efectivos de Carabineros, pretendiendo dar una señal que no estaba pensada en resolver el tema de fondo. El Presidente Piñera alentó expectativas y jugó comunicacionalmente con el orden público en La Araucanía, y eso hoy se fue en su contra. El error aquí consiste en creer que el problema de La Araucanía se resuelve con la ley de la jungla, y lo que se requiere es que prime el Estado de derecho.

¿Y sobre la gestión del ministro Andrés Chadwick?

El ministro Chadwick alentó tal nivel de autonomía de las fuerzas policiales, que dejó de lado la necesidad de mantener el control y, sobre todo, la veracidad en los reportes de sus operaciones. Cuando se genera una crisis de credibilidad respecto de los reportes policiales, eso le hace daño a toda la institucionalidad.

En esa línea, ¿se tiene que seguir persiguiendo responsabilidades políticas?

Está pendiente la interpelación, y obviamente los diputados tendrán que evaluar si eventualmente eso es suficiente o no.

¿Se conforman con la salida de Mayol?

El exintendente Mayol fue poco responsable cuando se refirió al hecho en las horas inmediatas de acontecido, pero creo que incluso después de renunciar profundizó su falta, porque no tuvo un mínimo de autocrítica y pretendió culpar a otros de lo que habían sido sus desafortunadas declaraciones.

El senador Jaime Quintana habló de que la militarización en la zona partió con la Concertación. ¿Usted hace alguna autocrítica?

En general ha habido aciertos, pero también desaciertos de las políticas públicas que se han implementado para resolver el tema de la relación con los pueblos originarios. Se requiere una mirada mucho más amplia, esto no es un tema de pobreza y orden público, hay una dimensión política de la cual hay que hacerse cargo.

¿Pero qué hicieron ustedes cuando fueron gobierno?

Sobre esto me gustaría destacar que nosotros hace muchos años venimos planteando la necesidad del reconocimiento institucional de los pueblos indígenas y la necesidad de una reforma política que garantice su debida representación en las instituciones, pero no ha habido acuerdo; sobre todo con los sectores conservadores, que se han negado sistemáticamente a avanzar en estas reformas.

Otro de los temas que ha marcado la agenda es la situación de las Fuerzas Armadas, que también se arrastra de los gobiernos anteriores...

El propio Presidente señaló que esta es una herencia de la dictadura y que era necesario avanzar hacia un nuevo modelo institucional, con mecanismos de control civil democrático para garantizar que estos hechos no se reproduzcan en el futuro. En las declaraciones del Presidente hay un avance respecto de lo que ha sido la postura tradicional de la derecha.

¿Cree que hoy hay control sobre las Fuerzas Armadas?

Se ha avanzado, sin lugar a duda. La reforma más importante es la que se impulsó el año 2005 por el Presidente Lagos, que puso fin a la inamovilidad de los comandantes en jefe; pero eso no obsta, más aún conociendo los reiterados escándalos en la materia, que se requiere de una institucionalidad mucho más fuerte, que garantice el cumplimiento de los fines institucionales de buena forma.

Más allá de su evaluación negativa del gobierno en el caso Catrillanca, ¿cómo analiza estos más de ocho meses del gobierno?

En los últimos meses ha perdido el control de la agenda política, por una serie de desaciertos. Es fundamental que el gobierno tenga una real disposición de entendimiento con la oposición representada en el Parlamento, y que su voluntad de diálogo vaya más allá de una estrategia comunicacional. Lo que más le pesa al Presidente Piñera, y que es repetición de su primera administración, es que está siempre preocupado de la arista comunicacional y del beneficio político de corto plazo, y eso impide tener una mirada estratégica para resolver los problemas de fondo.

¿Ha ido mejorando la relación de La Moneda con la oposición?

Hay una contradicción: un Presidente que, por un lado, habla de unidad nacional y, acto seguido, descalifica a la oposición. Me gustaría ver una actitud distinta, porque eso contribuiría a generar un clima político en el que podamos abordar seriamente la solución de problemas que requieren seriedad en las respuestas. No cuestionamos la legitimidad que tiene el Presidente para impulsar sus iniciativas, pero si quiere modificar las leyes tiene que concurrir a un entendimiento sustantivo con quienes pensamos distinto, y eso implica diálogo, que el gobierno lamentablemente no ha tenido.

¿No hay obstruccionismo, como han señalado desde La Moneda, en sectores de la oposición?

Es evidente que la calificación de la oposición como obstruccionista es una caricatura que no responde a la realidad. Quien gobierna con caricaturas, tiene resultados infantiles. Analicemos las votaciones, y analicemos la actitud que ha habido al momento de pronunciarse respecto de proyectos que son beneficiosos para el país. Nosotros nunca vamos a dudar en apoyar lo que sea bueno para Chile, pero si los proyectos del gobierno van en contra de nuestras convicciones, porque perpetúan injusticias estructurales o mantienen privilegios que son inaceptables, obviamente que nos vamos a oponer con fuerza.

Pero la gente eligió a Piñera y su programa...

Pero también votó por la mayoría opositora que se expresa en el Parlamento. En democracia, todo gobierno tiene el legítimo derecho a llevar adelante su agenda, pero lo que exige cambio legal requiere entendimiento con el Parlamento.

El gobierno parece tener una relación más estrecha con la DC. Al menos, se sientan permanentemente a conversar. ¿Eso debilita un poco a la oposición?

Somos muy respetuosos de las decisiones que toman los distintos actores de la oposición. Es una oposición diversa. En lo que respecta al PS, hemos señalado que el diálogo debe desarrollarse en el Congreso, de cara a la ciudadanía. Pero quiero valorar que, por ejemplo, en materia tributaria y de pensiones se han constituido equipos técnicos de toda la oposición y ha habido un diálogo fluido, sobre todo puntos de entendimiento sustantivos, que espero que se traduzcan en posturas comunes al momento de legislar.

¿El gobierno está en su derecho de buscar los votos necesarios para sacar adelante sus proyectos de ley?

Esa estrategia ha demostrado ser errada. Cuando el gobierno pretende desarrollar una especie de "pirquineo" para obtener un par de votitos para alguna de las cámaras, para avanzar en una de sus iniciativas sin acuerdos sustantivos, finalmente no ha podido generar condiciones para la aprobación de dicha iniciativa. Mi modesta sugerencia para el gobierno es tener disposición de un entendimiento sustantivo a través de un diálogo de cara a la ciudadanía en el Congreso.

Ha pasado un tiempo desde que formaron Convergencia Progresista, grupo que dividió a la ex Nueva Mayoría. ¿Fue un error?

Lo que vimos durante el primer semestre de este año fue un cuadro de dispersión y atomización del espacio opositor. La Convergencia Progresista es un espacio de coordinación de tres partidos que tienen una historia común y que comparten valores y principios, pero no es la alianza a la cual nosotros aspiramos. Por el contrario, hay actores muy relevantes con los cuales esperamos converger para efectos de construir una nueva alianza mayoritaria con vocación de transformaciones.

¿Pero por qué se dejó fuera al PC, que también quiere un entendimiento amplio y con los que tienen cercanía en muchos temas?

En un cuadro de dispersión, nos pareció necesario dar una señal de que había tres partidos que tenían voluntad de establecer coordinaciones básicas, pero esto no es una iniciativa excluyente ni exclusiva respecto de otras que contribuyen a la unidad opositora. Nosotros vamos a promover todas estas iniciativas en paralelo, porque nos parece que todas tienen un objetivo mayor, que es contribuir a la amplia unidad opositora.

¿Con el Frente Amplio es más compleja esa situación?

En nuestro caso, hemos tenido bilaterales con prácticamente todos los actores de la oposición, no una sino que varias, y hemos establecido iniciativas específicas de entendimiento. El PS no tiene dudas en esta materia, creemos en la unidad de todos los progresistas. Entendemos que hay otros actores que tienen dudas, esperamos que esas dudas se vayan disipando. Creemos que el debate en el ámbito de las ideas es fundamental para disipar dichas dudas.

Antes existía lo que se denominaba el eje histórico PS-DC. ¿Ustedes visualizan una alianza sin ellos?

Creemos que la DC es un actor protagónico de la política nacional y, por tanto, creemos que debe ser parte de este esfuerzo, en eso hemos sido siempre categóricos. Cuestión distinta es que el cuadro político actual es de una diversidad mayor, y por tanto se deben establecer bases de entendimiento con otros actores, adicionalmente. Obviamente, la DC es un actor muy relevante.

¿Y el Partido Comunista?

También. Nosotros por eso hemos dicho que no vamos a ser parte de ninguna lógica de exclusión, en eso también hemos sido categóricos. El PS en esto tiene una definición que es prácticamente unánime dentro de nuestro partido: unidad amplia opositora, diálogo de la DC al Frente Amplio, proceso de convergencia sin exclusiones.

¿Y hasta cuándo se espera? ¿Tienen plazos para cerrar esas convergencias?

Son otros los que tienen dudas sobre este proceso, por tanto, son ellos quienes deberían señalar si van a tener disposición de generar entendimientos y cuándo van a tener esa disposición. En el caso nuestro, no existen dudas.

Pero si ese entendimiento se dilata, se les van a venir encima las elecciones municipales...

Es evidente que si no hay unidad de todos los progresistas, aunque seamos mayoría en la sociedad, vamos a ser derrotados electoralmente. Lo que está en juego no es cuántos alcaldes elige tal o cual partido, sino si somos capaces de reconstruir una mayoría para avanzar hacia un Chile más justo y democrático. Por eso debemos actuar con el máximo de responsabilidad.

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