Febrero de crisis en la Secom: La gestión del último director comunicacional de Michelle Bachelet

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Alejandro Alcoholado Semler asumió hace tres semanas como director de la unidad en medio de la crisis por la Operación Huracán. Es el quinto profesional designado para esta función en este gobierno. No tiene militancia ni redes políticas y la institución que dirige es sólo una sombra del poderoso aparato que construyó el relato de gobierno de Bachelet en su anterior administración.


A fines de enero, Francisco Poblete Banderas, exdirector de prensa de TVN y de Tolerancia Cero, hizo efectiva la renuncia que presentó en diciembre a la dirección de la Secretaría de Comunicaciones del gobierno.

A menos de un mes y medio del término del mandato de la Presidenta Michelle Bachelet y en los días en que estalló la crisis por la Operación Huracán, la repartición que debía difundir la obra de la gobernante, quedó a cargo de Alejandro Alcoholado Semler, un profesional sin militancia ni redes políticas que está, afirman sus cercanos, realizando un trabajo netamente administrativo.

Es el quinto director comunicacional de la Presidenta –en su anterior gobierno sólo estuvo en el cargo, con poder para ejercer sus funciones, Juan Carvajal- y su función es realizar una buena entrega temática al personero que debe designar Sebastián Piñera y sostener, en lo posible, la alicaída estantería gubernamental. A eso se reduce hoy el otrora poderoso aparato comunicacional del Ejecutivo.

Falta de coordinación

Esta semana, el presidente del PPD, Gonzalo Navarrete hizo pública en radio Duna las quejas sobre la escasa coordinación del Ejecutivo con los partidos políticos por la Operación Huracán. "Esta situación es el episodio final de una falta de relación política entre gobierno, partido y parlamento. Si hay algo que hizo que perdiéramos es que gobierno por un lado, parlamento por el otro, y partido por otro, no logramos conciliar un diálogo que dijera que aquí hay una coalición que tiene un espacio de gobierno suficientemente fuerte y coordinado", dijo el timonel.

Los reparos de Navarrete tienen un correlato con el juicio político a la SECOM. Un exdirector arguye que la repartición no ha tenido en este gobierno de Bachelet las herramientas para construir un relato sobre cuál es el legado de la administración, que no se le ha dado la relevancia necesaria a la comunicación estratégica y que la inédita sucesión de directores –Paula Walker, Carlos Correa, Germán Berger, Francisco Poblete y ahora Alcoholado- refleja que ni siquiera hubo una decisión consistente sobre qué perfil era el adecuado para la institución. Se pasó desde Walker - una profesional de extrema cercanía con Bachelet, que dejó de serlo cuando la investigación a SQM por financiamiento irregular de la política cercó a Rodrigo Peñailillo en 2015-, a un experto en comunicaciones como Correa, para luego saltar al área audiovisual con Berger y Poblete y terminar con un "profesional de carrera", alguien competente, pero de perfil técnico, sin muñeca política.

De hecho, aunque trabajó en el área de contenido con Peñailillo, no es, como se creyó en su momento, parte de la G-90. Llegó a Interior por sus competencias técnicas: fue parte del equipo de Carvajal en el anterior gobierno de Bachelet, derivó luego a trabajar con Peñailillo y Jorge Burgos, recaló posteriormente en una división de la Segpres y, antes de asumir la dirección de la SECOM, trabajó con Paula Narváez.

Su debut como líder de Comunicaciones, un cargo que hoy no tiene poder real, se dio en el momento más duro de la contienda entre el Ministerio Público y Carabineros por la supuesta manipulación de evidencia de la Operación Huracán y tanto las decisiones políticas como comunicacionales sobre el caso no han pasado por él. Quien ha tomado las riendas de todo, afirman en La Moneda, es Interior, específicamente el subsecretario Mahmud Aleuy.

Alcoholado ha sido sólo un espectador más de la polémica que tiene en mal pie la recta final de Bachelet. En este escenario, y con un ruido de fondo que dificulta instalar cualquier concepto distinto al de una situación crítica en Carabineros, el periodista se ha concentrado en "ordenar la casa", una función que consiste en preparar la difusión de hitos como la Reforma Educacional sin certeza de que el mensaje pueda llegar a destino.

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