Dólar: apreciación global y ajuste local

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Con vaivenes, el peso tuvo una tendencia apreciativa durante todo el 2017, impulsada por la debilidad global del dólar, un precio del cobre que alcanzó niveles no observados desde 2014 y mejores perspectivas para la economía local. Todo lo anterior, en un contexto que progresivamente fue mejorando para las economías emergentes.

Así, el tipo de cambio pasó de estar en torno a los $660 a comienzos del año pasado a ubicarse bajo los $600 en febrero de este año. aún más, a pesar de que en ese mes la volatilidad se apoderó de los mercados bursátiles, el dólar se mantuvo en mínimos de varios años. De esta manera, a finales del primer trimestre el peso se mostraba sólido. de hecho, medido en términos reales, el tipo de cambio se ubicaba más de un 7% por debajo de su promedio de los últimos 15 años.

Pero a mediados de abril, y en menos de dos semanas, la paridad tuvo un fuerte ajuste y volvió superar los $630. Una parte relevante de la corrección se debió a la apreciación global del dólar y el alza en las tasas largas en EEUU, explicadas por las sólidas cifras de actividad en ese país y una inflación que ya se ubica en torno a la meta de la FED.

Sin embargo, otros factores también han contribuido a que la corrección del peso vaya más allá de lo que se desprende del movimiento global del dólar. Desde comienzos de año veníamos observando un tipo de cambio algo por debajo de lo que sugerían sus fundamentales, debido principalmente a consideraciones técnicas, por lo que nuestro escenario ya en enero contemplaba un cierre de año con un peso más depreciado que acercaría el tipo de cambio a sus promedios históricos.

El ajuste que comenzó en el último tercio de abril ha sido más abrupto de lo que se pudo haber previsto, pero ha situado al peso en niveles más coherentes con sus fundamentales. por lo mismo, no vemos movimientos obvios del peso en ninguna dirección. Así, en caso de que las variables externas relevantes no muestren cambios significativos, estimamos que la paridad se debiese mantener en torno a sus niveles actuales.

No obstante, existen riesgos para el tipo de cambio en ambas direcciones. las tensiones geopolíticas se han agudizado en las últimas semanas y, en particular, persisten dudas respecto a la intensidad de las sanciones económicas que podría aplicar EEUU. a Irán tras su salida del pacto nuclear, lo que podría presionar el dólar al alza y depreciar nuestra moneda. la semana pasada se sumaron los cuestionamientos de Pyongyang a las expectativas de desarme nuclear, que ponen en duda la cumbre con el presidente estadounidense y vuelven a enfriar las relaciones entre las coreas.

Por otro lado, si en los próximos meses la economía norteamericana da señales de ralentización o las presiones inflacionarias retroceden -una moderación del precio del petróleo no es descartable- el dólar se podría debilitar a nivel global, con un consiguiente fortalecimiento del peso. Habrá que estar atentos a estos desarrollos.

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