Drama italiano

Italia

La agitación política está sacudiendo a Italia, al igual que a los mercados financieros. Con pocas esperanzas de que se forme un nuevo gobierno en el corto plazo, es posible que el país se dirija a una nueva elección en la segunda mitad del año. La crisis cada vez más profunda ha desencadenado una ola de ventas en los activos italianos y el euro. Aunque Italia no está en una crisis económica, ha estado rezagada al resto de la eurozona en la recuperación posterior a la crisis financiera. EL PIB italiano se ha contraído cerca de 5% desde 2007, lo que se compara con una sólida expansión de la región, e incluso por debajo de España, que también está viendo una crisis política.

La relevancia de la crisis italiana surge a partir de que los acontecimientos políticos recientes han vuelto a despertar los temores de una ruptura de la eurozona; es ello lo que ha desencadenado la reciente corrección en los mercados mundiales. La corrección en activos italianos (que luego de caer estrepitosamente se recuperaron de manera parcial) se extendió a los mercados de periferia europea y al euro, así como a mercados emergentes. Al mismo tiempo, gatilló una significativa entrada a activos de refugio, como los bonos del gobierno estadounidense o el yen.

Nuevas elecciones en Italia parecen el escenario más probable. La mayoría de los italianos apoya la permanencia en el euro, según las encuestas, lo que hace difícil para cualquier partido político hacer campaña abiertamente por una salida del euro. Sin embargo, el sentimiento de que el euro y Europa han sido negativos para Italia es generalizado, y por lo tanto, es probable que la próxima campaña electoral vea tonos cada vez más confrontacionales frente a Europa. No se puede descartar, eso sí, la posibilidad de que a última hora los dos partidos populistas, el Movimiento Cinco Estrellas y el partido de la Liga, lleguen a un acuerdo para formar un nuevo gobierno sin la necesidad de nuevas elecciones.

La situación económica en Italia y Europa sigue siendo razonablemente buena, a pesar de un primer trimestre algo más lento. Las necesidades de financiamiento a corto plazo de Italia son manejables, y se espera que la política del BCE siga siendo acomodaticia hasta el 2019. Estos factores deberían darle respaldo a los activos italianos y europeos en el futuro, siempre que el riesgo político disminuya. Pero la situación italiana, si se maneja mal, corre el riesgo de representar una amenaza para la existencia de la eurozona en el largo plazo.

En el futuro, los inversionistas seguirán de cerca la formación y composición del próximo gobierno. El programa del próximo gobierno será intensamente analizado, en especial si conlleva un sentimiento anti-euro. Si persisten los temores significativos de una salida de Italia de la Unión Europea, los mercados europeos seguirán mostrando altas volatilidades. Ante ello, dentro de acciones, el equipo de estrategia de inversión de BlackRock mantiene una preferencia por EEUU. Y emergentes sobre acciones europeas. Dentro de la renta fija, se anticipa que las tasas de interés de los bonos de los países centrales de la eurozona aumenten con el tiempo, por lo que se recomienda cautela de incrementos mayores en bonos de países europeos periféricos como Italia, España y Portugal.

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