Rodrigo Valdés: "Temo un marzo horribilis si los liderazgos no trabajan en cambios palpables"

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Según el extitular de Hacienda, "es necesario armar un pacto social, porque es la manera de hacer creíble que estamos en otra hoja de ruta. Si no lo hacemos, temo que llegaremos a marzo sin avances concretos, a puros codazos y con un gobierno tirando la pelota al córner".


Dividido entre la tensión y la calma se percibe al exministro de Hacienda Rodrigo Valdés al momento de analizar el escenario que ha gatillado la crisis social que hace casi dos meses agita al país. Situado en la vereda del costado, la esfera académica y sin ocupar cargos de poder -pese a asesorar en temáticas específicas a parlamentarios de oposición-, reconoce que ha mantenido contacto con las actuales autoridades de gobierno y el oficialismo, y participado en cabildos con alumnos. También señala que ha conversado de política "más que nunca" con las personas que a diario convive.

"Mi escenario base es que los problemas se resuelven, pero veo muchos riesgos malos y varias cosas que pueden fallar, por tanto, no estamos fuera del problema. Falta más trabajo del gobierno, de los partidos, del Congreso, para avanzar en pactos institucionales que nos dejen mejor parados", anticipa, mirando con una tranquilidad expectante el futuro desde la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica (PUC). Sin embargo, su tensión aumenta cuando advierte que no hay líderes, que senadores y diputados están divididos, que partidos y bloques están distanciados y que muchos se mueven individualmente. No hay con quién dialogar, lamenta. "Todos los políticos tienen un poco de doctor Jekyll y Mr. Hyde, unos más cargados para un lado; todos con cierta conciencia y al mismo tiempo preocupados de la próxima elección. Es posible hacer algo más transversal, y me gustaría que los partidos tuvieran algo más que decir y ordenaran más la discusión".

Tampoco considera suficiente lo que el gobierno ha puesto sobre la mesa, y menos la condonación al Tag. "No me gustó nada", recalca.

Desde el inicio de la crisis se ha señalado que la responsabilidad no es solo de este gobierno. Como exautoridad, ¿hace un mea culpa?

-Todos los que hemos tenido puestos de poder y pertenecemos a la elite tenemos grados de responsabilidad. Pero no es bueno hacer Fuenteovejuna. Creo que hay responsabilidad mayor de aquellos que se opusieron en el tiempo a cambios que hoy parecen más obvios. Algunas personas del gobierno de la Presidenta (Michelle) Bachelet tenían un diagnóstico correcto de este descontento, y fue un error que vamos a pagar el no haber avanzado en serio, por ejemplo, en la reforma de pensiones.

¿Por qué cree que la crisis estalló en esta administración y no antes?

- Hay varias hipótesis y sería presuntuoso decir cuál es la correcta. El momento preciso se debe en buena parte a un pésimo manejo de la política de corto plazo del gobierno. Pero las razones profundas son varias: una, a la cual no le doy tanta importancia, es el relativo menor crecimiento de los últimos años; hay otro tema de distribución de ingresos; otro de vacío político, baja representación y representatividad; y, por último, se juntaron una serie de eventos que mostraron que hay reglas distintas para distintos ciudadanos. Creo que esto último es la razón principal del enojo.

¿A qué se refiere puntualmente?

- Hablo de los delitos de cuello y corbata, pasando por Carabineros que plantaron evidencia, a robos de dinero incluso en la ANFP, hasta los temas de la Iglesia. Descubrimos que había demasiadas reglas distintas, que algunos eran más afortunados que otros, y eso provocó un rompimiento de la sociedad muy fuerte. El que la palabra central de este estallido sea "evade" es muy importante de analizar.

¿Cómo evalúa la reacción del gobierno?

- Primero, hay que reconocer que es una situación difícil y cualquiera que estuviera ahí sufriría tensiones. En segundo lugar, tuvieron una reacción muy poco consistente, con discursos cambiantes en el tiempo. Hoy están algo mejor, pero aún no estamos fuera del bosque. A pesar de que la violencia ha disminuido, queda mucho trabajo.

Coincide entonces con el presidente del Banco Central (BC), Mario Marcel, de que "no hay que bajar la guardia", porque podría venir un estallido peor.

- Es bastante probable que entre la Pascua y el verano no tengamos el nivel de estrés que tuvimos en noviembre, pero temo que marzo puede ser un mes horribilis si los liderazgos no trabajan en cambios palpables, en una agenda social con una ruta muy clara de gastos e ingresos del fisco. Lo que no puede pasar es que lleguemos a marzo y no se haya visto nada ni se haya escuchado nada del "hasta que duela" que dijeron los empresarios.

¿Cómo interpreta esa frase?

- Que el mundo empresarial está dispuesto a tener una carga tributaria mayor en el tiempo porque necesitamos más recursos para ayudar a quienes se van quedando atrás en la sociedad, y, lo que es central, para tener una cancha más pareja.

¿Qué puntos debe tener esta agenda de mediano plazo?

- Distintos ejes. Uno, político, que se ha manifestado en la nueva Constitución que está avanzando bien. Un segundo, más de corto plazo, es pensiones, donde estamos atrasados y un poco desordenados. Un tercer eje debe ser el control de la violencia que, temo, puede ser transitorio. Y el cuarto, que es un pacto o una agenda social de bastante más beneficios financiados con impuestos en algún momento del futuro, que no ha avanzado lo suficiente. Esto último se dificulta porque hay una competencia entre los políticos de oposición por quién lidera la foto. Además, veo pocas ganas del gobierno y del oficialismo de comprometerse con una carga tributaria mayor para Chile.

Vamos por eje. ¿Puede constituir un factor de incertidumbre el debate constitucional?

- Esto no es gratuito, pero hay que tratar de ir construyendo mínimos comunes antes de que este proceso termine, porque es muy importante contener la incertidumbre. Eso sería un aporte para que el ciclo económico que se viene no sea tan profundo.

¿Cuáles serían esos mínimos comunes para esa discusión?

- Hay temas más simples como el Banco Central autónomo, pero otros más tensionantes como el régimen de bienes de uso público, como las aguas. Sería ideal avanzar en ponerles contornos a todos. Si avanzamos en algunos ya sería un aporte. Hay que trabajar los próximos meses en construir contenidos relativamente compartidos que permitan ponerle cierto orden a algo que se puede percibir como muy riesgoso.

Entonces, ¿se debe mantener la propiedad como un derecho constitucional?

- No es discutible, es un derecho humano, incluso está en el número 17 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Nadie puede quitar la propiedad de forma arbitraria.

¿Quiénes tienen que trabajar en esto?

- Los partidos, el Congreso, los centros de estudio, los estudiantes, las universidades, los que hemos estado cerca de la política pública, todos podemos aportar nuestro grano de arena.

En cuanto a pensiones, ¿por qué ve atraso si se aprobó el alza de la pensión básica?

- Veo cada vez más ideas específicas de diseño y no una construcción común, y a la vez cuestiones maximalistas, que pueden no ser viables, como hacer reparto del 5% adicional, o cambios cuya transición puede ser peligrosa. Al final es urgente sentarse en una mesa a dialogar, tener una sede para donde construir.

¿Está de acuerdo con lo que dijo el presidente del Senado, Jaime Quintana (PPD), de eliminar las AFP?

- Estoy en desacuerdo con la idea de las retroexcavadoras y con algunas de sus propuestas, pero él tiene un diagnóstico del que hay que hacerse cargo. Concuerdo con que hay que establecer una regulación inteligente de las AFP y del 10% actual, pues hay una demanda por mejor competencia, regulación de precios y utilidades. Por supuesto que algunos querrían hacer desaparecer el sistema; 18 de 30 países lo han hecho en los últimos 15 años, pero han pagado consecuencias complejas, por lo tanto, no estoy de acuerdo en eso. Sin embargo, es indudable que hay que mejorar las pensiones ahora, con un sistema sostenible y con una administración del 10% más competitivo, más cercano a la gente.

¿No se puede llegar a un componente de reparto del 5%?

- Sin un componente de reparto es imposible mejorar las pensiones en las capas medias hoy. Pero repartir el 5% tiene un problema inescapable, y es que más temprano que tarde va a pagar peores pensiones por la pirámide poblacional: habrá menos trabajadores que soporten a los retirados. Deberíamos evitar mejoramientos de pensiones que llevan a que después de un tiempo ellas vuelvan a caer.

¿De todas formas habrá que tocar a las AFP?

- Las cosas han avanzado de tal manera que es imposible tener un proyecto que no regule el 10% de las AFP. Pero hay que tener mucho cuidado de que lo que se haga no deje las cosas peor, respecto de los incentivos y los efectos que produce, eso hay que medirlo.

¿Sería riesgoso abrir el 10% a otro tipo de actores o administradores como la AFP estatal?

- Lo que es peligroso es hacer que el Estado compita con el sector privado bajo condiciones que no sean de una cancha pareja. Ahí es donde aparecen problemas. Dado eso, la pregunta es qué aporta una AFP estatal. Pero, de nuevo, más que diseñar soluciones específicas lo que se necesita es que los actores clave se pongan de acuerdo luego, y se necesita una sede para eso. Lo que no podemos hacer es seguir esperando, porque las encuestas señalan que este es el tema número uno para la gente cuando se le pregunta qué se debe hacer para avanzar en solucionar la crisis.

Señala que el gobierno no tiene ganas de subir la carga tributaria. ¿Qué tan necesario es?

- Hay que ponerse de acuerdo para dónde vamos. Hasta ahora, entiendo que todos queremos ir para el norte, pero algunos creen que debemos llegar a La Ligua y otros, a Antofagasta. Bueno, habrá que pactar en La Serena, pero eso debe quedar claro en un pacto social o "por la dignidad", porque es la manera de hacer creíble que estamos en otra hoja de ruta. Si no lo hacemos, temo que llegaremos a marzo sin avances concretos, a puros codazos y con un gobierno tirando la pelota al córner.

¿Es factible la propuesta de Roberto Zahler, entonces, de aumentar en cinco puntos la carga tributaria?

- Depende del diseño. El problema es que todavía no nos hemos puesto de acuerdo hasta dónde queremos ir en el norte. Y creo que ese paso es bien central para deslegitimar la violencia. No garantiza que no haya, pero estoy seguro que va a hacer más fácil su control.

Pero los impuestos corporativos ya están altos. Está en 27%. ¿Qué elementos tributarios podrían revisarse?

- Lo que hay que acordar es que no queremos dar un beneficio hoy para quitarlo mañana. Pero el tamaño, la extensión, la calidad, dependerá, entre otras cosas, de la plata que tenga el Estado, por eso lo de la carga tributaria es tan importante de discutir. La llave para tener mayores beneficios, transferencias, la otorga una carga tributaria más grande. En mi opinión, el impuesto corporativo hay que bajarlo, y hay que hacer que los dueños del capital en Chile paguen más. Para eso debemos tener una nueva arquitectura del sistema de renta.

¿Desintegrar?

- Es una posibilidad. Perfectamente se puede estudiar este tema por 3 a 6 meses y luego enviar un proyecto de ley que se discuta con la calma necesaria para que haya un aumento de la carga tributaria en forma gradual. Tanto en Australia como en España vimos aumento de la carga en 7, 8 y hasta 9 puntos del PIB en década y media, cuando contaban con un PIB per cápita cercano al nuestro. Se puede hacer y no significa subir la carga tributaria en 3 puntos de repente, pero lo que está claro es que este sistema no da para apretarlo más con las tuercas que tiene.

¿Y ligar el alza de impuestos al crecimiento, como ha propuesto el ministro de Hacienda, Ignacio Briones?

- Soy más partidario de ligar los nuevos gastos al crecimiento, pero entiendo bien su aprensión. No hay que aplicar el aumento el próximo año, pero no podemos dejar la pelota dando botes porque la situación fiscal ya ha llegado al límite. Estamos hablando de una reforma tributaria pactada, conversando de aquí a unos dos años. Es peligroso creer que se va a salir de esto con la misma carga tributaria que tenemos hoy.

¿Cómo se convence a un gobierno cuyo ADN va más bien por achicar al Estado y rebajar impuestos?

- Entiendo muy bien la poca disposición que tiene alguien de centroderecha para no hacer crecer el Estado. Sin embargo, el Estado chileno es chico respecto de otros países desarrollados, y cuando esos países tenían nuestro nivel de per cápita tenían estados con muchos más beneficios. No se le puede pedir a un gobierno de centroderecha que lidere una agenda más socialdemócrata en tiempos normales. Pero no estamos en tiempos normales. Y lo que hay sobre la mesa no es suficiente.

¿Qué le ha parecido el estilo del nuevo ministro de Hacienda, Ignacio Briones?

- Ha sido una sorpresa positiva muy grande para estos tiempos. Necesitamos más Briones en el gobierno y en la oposición. No me gustó su paquete fiscal, pero reconozco que concretó rápidamente algo y eso vale porque la gente quiere ver acción. Necesitamos que todos se pongan de acuerdo más rápido en una ruta compartida.

La respuesta del gobierno ha sido básicamente gasto fiscal...

- Primero, reconozcamos que el trabajo del ministro Briones es difícil. Ha dado con el tono justo, es abierto y dialogante, lo que es un gran avance. Pero dentro de varios puntos positivos, uno en que tengo discrepancias es con el anuncio fiscal de los US$5.500 millones sin vincularlo a un pacto más amplio. Creo que existió la posibilidad de construir algo mayor, con ingresos futuros y gastos desde hoy, y un apoyo transversal.

Con un acuerdo tributario, por ejemplo.

- Es central no subir los impuestos ahora y gastar relativamente rápido, pero es importante acordar impuestos futuros y usar el espacio fiscal como puente. Con lo anunciado ya tenemos una dinámica de deuda que nos deja en niveles bastante altos en tres o cuatro años más, por lo que ya no existe un espacio fiscal para poder financiar transitoriamente el pacto social. En todo caso, todavía se puede reasignar hacia más gasto social, construir menos obras públicas y disminuir ineficiencias, pero es necesario hablar de ingresos. Yo habría preferido un pacto más amplio, pero lo hecho, hecho está.

¿Esa hoja de ruta podría ayudar a despejar el escenario macro?

- Ayuda, pero no lo despeja completamente porque tenemos la Constitución y, también, el mundo se nos puede complicar, pero vamos matando los piojos de a uno. Lo cierto es que tener todos los temas dando vueltas al mismo tiempo no ayuda. Entonces, lo del pacto debe ser conversado para no tener en marzo un segundo tiempo del jaleo que tuvimos en noviembre.

¿Hay riesgos de populismo en las discusiones que hemos visto?

- El mundo político está asustado y puede caer en la tentación de irse hacia el "sálvese quien pueda". Eso es malo, porque nadie se va a salvar y vamos a dejar al país peor. Confío que los líderes estarán a la altura.

"Si se cumplieran las proyecciones del BC para el próximo año, sería un super éxito para Chile"

Existe consenso entre las autoridades y los expertos que el cierre de 2019 estará lejos de lo que se preveía en septiembre y que 2020 será un año complejo en términos de crecimiento y empleo, con expectativas privadas dañadas por la incertidumbre, las que impactarán negativamente sobre cualquier proyecto o inversión que quiera impulsarse. En ese contexto, la amenaza de una recesión técnica es una posibilidad, si se considera que el Banco Central proyecta para el próximo ejercicio un rango de expansión de entre el 0,5% y el 1,5%.

Para el académico de la Escuela de Gobierno de la PUC, sin embargo, una recesión técnica no es tan clara, pese a anticipar varios meses con crecimiento negativo de la economía y, si bien reconoce que el menor dinamismo durante la administración anterior es un factor más de la crisis social, sostiene que no es la más relevante.

Sin embargo, donde sí ve tensión es en el mercado laboral: una proyección de 10% de desempleo -estimada por el Banco Central-, sumado a la discusión de rebaja de la jornada laboral, más el aumento de la cotización de AFP configuran un escenario de estrés que hace tiempo no se veía.

Esto, sin considerar la próxima discusión de aumento del salario mínimo a mediados de 2020.

Si no hay pacto social, ¿cómo ve el crecimiento? El Banco Central proyectó entre el 0,5% y el 1,5% para 2020.

- Si se cumplieran las proyecciones del Banco Central para el próximo año, sería un super éxito para Chile.

¿La recesión técnica es alternativa?

- No veo tan clara la recesión técnica por un rebote de corto plazo tras la violencia, pero sí veo Imacec en 12 meses creciendo en términos negativos por muchos meses, excepto febrero porque 2020 es año bisiesto. Veo bien entrado el año con varios Imacec negativos.

¿Recién en 2021 veríamos un crecimiento más normal? La previsión del BC es de un rango entre el 2,5% y 3,5%.

- Depende de varios factores. Si marzo es de verdad horribilis, es otro proceso; si la discusión constitucional se desmadra es otro problema; o también si el mundo entra en recesión. Mi impresión es que vamos a tener más inflación, más desempleo, pero espero que seamos capaces de manejar la situación de manera que no sea un retroceso demasiado grande. Esto no está para nada jugado, depende mucho de nosotros.

¿Cómo ve el escenario para el desempleo? El Banco Central anticipó cifras del 10% en el primer trimestre.

- Hay temas que pueden afectar fuertemente al mercado laboral. La combinación de un aumento desmedido del salario mínimo, el acortamiento de la jornada laboral a 40 horas y la nueva cotización de AFP pueden producir un tremendo problema, especialmente si se hacen muy rápidamente. Es importante buscar gradualidad y válvulas de ajuste para todo esto. Mal hecho, todo esto puede ser un shock tremendo en momentos de debilidad de la economía.

¿Prevé una discusión muy dura por salario mínimo para el próximo año?

- Todavía no se ve la discusión, pero lo que percibo es que se está hablando en círculos políticos de números que están completamente fuera de lo que en forma realista puede absorber la economía. Recordemos el año 97, cuando se aumentó el 30% para tres años, vino la crisis asiática, el desempleo se fue al 11% y costó mucho bajarlo. Entiendo las urgencias, pero tenemos que ser responsables con estas cosas.

Uno de los riesgos que planteó el BC fue un desempleo pegado en dos dígitos por un tiempo largo…

- La verdad es que esa es una gran incógnita porque la nueva encuesta del INE es bien poco sensible a los ciclos económicos. No sé hasta cuánto va a subir. Pero sí creo que vamos a tener una temperatura del mercado laboral parecida a la de los ciclos malos anteriores, es la primera vez que se va a estresar en serio el mercado laboral en una década.

Dijo que al menor crecimiento del gobierno anterior le daba una importancia menor en esta crisis. Jorge Desormeaux dijo que si hubiésemos crecido al 3% era más improbable que ocurriera, ¿no lo comparte?

- Es una hipótesis de varias, pero no creo que sea la historia completa de lo que ha pasado, porque igual crecimos un 1% per cápita, algo que ya querrían algunos países en Latinoamérica.

¿Y por qué no privilegiar la herramienta del crecimiento como ha dicho el ministro Briones?

- En esto hay un error conceptual. Sin crecimiento no hay muchas salidas y en eso estoy completamente de acuerdo con todos los que alegan que el crecimiento es importante. Pero es incorrecto pensar que solo el crecimiento va dar la recaudación necesaria, porque el costo de proveer bienes públicos aumenta.

Pero hay países desarrollados que tienen hasta un 130% de deuda/PIB, ¿por qué en Chile es tan preocupante?

- Hay que tener harto cuidado con ese 130% porque esos países están muy mal, como Grecia. Si uno quiere tener que bajar a la mitad la pensión básica más adelante, caminemos para allá. Frente a los países europeos con u 80% de deuda tenemos dos diferencias: los mercados emergentes tienen niveles de tolerancia de deuda más bajos y un 40% es un límite razonable. Y lo segundo: es bueno mirar la deuda sobre la carga tributaria, no sobre el PIB, porque un país con carga tributaria de 40% puede tener el doble de deuda que uno de 20%.

¿Es posible que nos bajen la calificación de riesgo?

- Es pronto para pensar en eso. Pero si seguimos disminuyendo la tensión solo con gasto y deuda, vamos a estar en una trayectoria de deuda coherente con varias clasificaciones más abajo. Esto es lo mismo que cuando una persona ya está con colesterol alto y le echa mantequilla adicional al pan, en algún momento tendrá consecuencias. Llevamos años endeudándonos y nuestra deuda ya no es baja.

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