Trump y Xi Jinping reactivan negocio de gigante telefónico chino sancionado por EEUU

Trump y Xi Ping

Trump lamentó que, como consecuencia de la sanción, "se han perdido muchos empleos en China" y agregó que "el Departamento de Comercio ha sido instruido para que lo solucione".


El presidente estadounidense, Donald Trump, ha afirmado que trabaja con su homólogo chino Xi Jinping para que la empresa telecomunicaciones ZTE "vuelva a hacer negocios rápido" en EEUU tras la prohibición impuesta en abril a la venta de sus componentes, en una aparente señal de conciliación con Pekín.

La pasada semana el gigante de tecnología suspendió la venta de sus productos a nivel mundial, tras la imposibilidad de poder montar componentes electrónicos provenientes de EEUU claves para sus dispositivos.

"El presidente Xi de China, y yo, estamos trabajando juntos para dar a la enorme empresa de telecomunicaciones china ZTE una manera para que vuelva a hacer negocios, rápido", dijo Trump en un mensaje en su cuenta de Twitter.

Trump lamentó que, como consecuencia de la sanción, "se han perdido muchos empleos en China" y agregó que "el Departamento de Comercio ha sido instruido para que lo solucione".

El comentario del mandatario estadounidense se produce en un momento de tensiones comerciales entre Washington y Pekín, y a la amenza de la imposición de aranceles multimillonarios mutuamente.

Prohibición de EEUU

El pasado 16 de abril, el Departamento de Comercio estadounidense anunció la prohibición a todas las compañías nacionales de vender componentes a ZTE de ahora a 2025, alegando que ésta no había cumplido el acuerdo que habían alcanzado el año pasado cuando se descubrió que ZTE había exportado a Irán y a Corea del Norte.

En ese momento, acordaron que la compañía china pagaría una multa de US$1.192 millones de dólares al Gobierno estadounidense y emprendería medidas como el despido o sanción de los ejecutivos que habían violado esa prohibición. Según Washington, sin embargo, esas acciones no se llevaron a cabo, por lo que procedió a restringir las operaciones de ZTE en EEUU.

La compañía china calificó entonces la decisión como "extremadamente injusta" y reivindicó que había aprendido de su experiencia pasada y había cumplido con lo acordado.

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