Científicos chilenos inician detección de anticuerpos neutralizadores de coronavirus en sangre de personas convalecientes

A través de un método barato, rápido y altamente sensible, investigadores de la U. de Chile podrán analizar plasma con anticuerpos provenientes de pacientes con Covid-19 y a la vez, determinar si una vacuna implementada en Chile generará inmunidad en las personas. El proceso comienza esta semana, con mil muestras de la Fundación Arturo López Pérez.


La espera por una vacuna para el coronavirus es sólo una parte del largo proceso que intentará frenar la pandemia. El fármaco no sólo debe generar una protección suficiente como para producir la llamada “inmunidad de rebaño”, sino además hay que esperar que con el tiempo el virus no llegue a mutar, lo que derivaría en una vacuna anual como ocurre como la influenza.

En el caso de este patógeno, la inmunidad podría durar hasta tres meses según los últimos estudios lo que depende mucho de la persona, su edad y condición, si los anticuerpos generados son a partir de la inoculación de una vacuna, producidos tras haber tenido la infección o en base a la terapia de plasma, donde se le suministran a un paciente anticuerpos de otra persona ya recuperada. En este último caso, constatar la presencia de éstos y su cantidad, es vital para la lucha contra el virus.

Por ello la importancia del desarrollo realizado por el Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la U. de Chile, que con un sistema único en el país, iniciará el estudio y la detección masiva de anticuerpos neutralizantes del SARS-CoV2 (el virus que genera la Covid-19) en plasma de personas convalecientes de la enfermedad.

Buscando la inmunidad

Esta semana, más de mil muestras provenientes de la Fundación Arturo López Pérez (FALP) serán analizadas para establecer la presencia y cantidad de anticuerpos neutralizantes en pacientes en proceso de recuperación, ayudando así a los tratamientos experimentales con transferencia de plasma actualmente desarrollados por la FALP. El servicio, también fue solicitado por la Clínica Las Condes y la Clínica Santa María.

“Es necesario porque la FDA (organismo regulador de EE.UU.) establece ciertos parámetros para los plasmas que se pueden usar o no en transferencia de este elemento”, señala Ricardo Soto-Rifo, científico de la U. de Chile. “Uno puede generar anticuerpos, pero si no tienen la capacidad de interferir con la infección no sirve de mucho”, añade.

El investigador agrega que aunque la efectividad de esta terapia no ha sido comprobada en estudios controlados y numerosos, un paciente con títulos altos de anticuerpos neutralizantes significa que generó una buena inmunidad. “Por ahora la razón es incierta, pero eso no significa necesariamente que ese plasma va a poder curar a una persona o disminuir su probabilidad de fallecer. Es necesario estudiarlo, y por ello es importante hacer seguimiento al plasma que se va a seleccionar para ver la evolución de la inmunidad en los donantes”, dice.

“Hay que pensar que la presencia de anticuerpos no necesariamente es igual que haya presencia de anticuerpos neutralizantes que van a bloquear al virus. La técnica clásica es analizar si las personas tienen anticuerpos, y nosotros podemos ver si estos son neutralizantes o protectores. Podemos hacer esos estudios en el tiempo y si llega a haber una vacuna, todos los estudios de generación de protección por la vacuna, podrán ser hecho por este sistema”, explica.

La célula perfecta

“Cuando comenzamos a fines de marzo a pensar en esta herramienta, no había fondos abiertos disponibles. Y aunque teníamos presupuestos de investigación, por la emergencia decidimos destinar financiamiento para este desarrollo, incluso con fondos de nuestro bolsillo”, cuenta Soto-Rifo.

“Armar esta partícula tipo virus fue un proceso de mucho ensayo y error, porque como no se sabia nada del virus, íbamos sobre la marcha. Así, tras tres meses dimos con el pseudotipo perfecto y la célula perfecta”, señala.

Ricardo Soto-Rifo, científico de la U. de Chile a cargo de la investigación. Foto: U. de Chile.

“Se trata de un ‘pseudotipo’ del VIH, porque en su superficie se puede ubicar la proteína de otro virus, en este caso la proteína ‘spike’ del coronavirus, emulando la entrada de este patógeno a la célula. Contiene una luminiscencia obtenida de una proteína de las luciérgadas que al emitir luz, se puede cuantificar. Una de las grandes ventajas además es que lo pudimos miniaturizar para poder hacer detecciones en múltiples muestras a la vez”, explica.

Entre sus ventajas, el científico cuenta que “si uno aísla el virus de una muestra clínica, debe ser manipulado en un laboratorio de seguridad nivel 3, que sólo se encuentran en el ISP, SAG y la UC. Pero nuestro método puede usarse desde un laboratorio universitario normal”.

Soto-Rifo además indica que se trata de un sistema rápido, altamente sensible, que puede ayudar a determinar si una vacuna implementada en Chile genera inmunidad, y mucho más barato que analizar muestras en EE.UU. pudiendo realizar análisis en 36 horas. “De ser necesario, se pueden analizar más de 100 plasmas diarios”, afirma.

El sistema, implementado junto al Dr. Fernando Valiente y los estudiantes de doctorado, Sebastián Riquelme y Aaron Oyarzún, y la postdoctorante, Dra. Carolina Beltrán, apoyará también a otros trabajos enfocados en la pandemia, destacando estudios sobre inmunidad que recientemente se adjudicaron fondos para proyectos Covid-19 de la Sofofa y la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID).

“Nuestro interés al hacer el convenio de cooperación científica con la FALP -que durará al menos seis meses- establecía que, de llegar a ser tratamiento, fuera gratis y sin lucro de por medio. Con las clínicas privadas sólo se hace una prestación del servicio que pueda cubrir el material y las personas encargadas. Se trata de un aporte de la ciencia a la pandemia, nosotros queríamos que fuese algo gratis para la gente que no puede pagar un tratamiento”, sostiene el científico.

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