Estudio revela que los humanos ya cuidaban a sus perros enfermos hace 14 mil años

perro

Así lo indica el análisis de los restos de un cachorro con un grave caso de distemper, en la época del Paleolítico. Fue cuidado por una pareja y enterrado en la misma tumba, lo que da cuenta de la relación de afecto entre ellos.


En 1914, una tumba descubierta en Oberkassel, un suburbio de Bonn en el oeste de Alemania, fue el primer indicio que demostró que los antiguos humanos del Paleolítico ya mostraban cierto aprecio por sus mascotas. El entierro, que en un principio se pensó que contenía a dos humanos y un perro grande, luego de un nuevo análisis reveló que en realidad incluía a dos canes, un perro viejo y otro más joven, que probablemente sufrió de un grave caso de distemper.

El descubrimiento, publicado en el Journal of Archaeological Science, sería no sólo el entierro más antiguo de un perro doméstico, con 14 mil años, sino además la tumba más antigua con perros y personas en un mismo lugar.

De acuerdo al estudio, se cree que a pesar que el cachorro probablemente estaba muy enfermo, los humanos (un hombre y una mujer) mantenían un fuerte vínculo emocional con él, lo que podría explicar por qué aparecen enterrados en el mismo lugar.

Luc Janssens, veterinario y estudiante de doctorado en arqueología de la Universidad de Leiden en Holanda, explica que al momento de fallecer, el cachorro tenía alrededor de 28 semanas, y contrajo la enfermedad entre los tres y cuatro meses de edad. Según los análisis dentales, el perro tuvo de dos a tres períodos graves, cada uno de los cuales dura unas seis semanas.

Recordemos que el distemper se compone de tres fases: Durante la primera semana, los perros infectados pueden mostrar signos de fiebre alta, falta de apetito, deshidratación, cansancio, diarrea y vómitos. En la segunda fase -donde muere cerca del 90%-, desarrollan neumonía, laringitis y congestión nasal. Ya en la tercera etapa, llegan los problemas neurológicos, incluyendo fuertes convulsiones.

Para los investigadores, "dada la gravedad de la situación, el cachorro probablemente habría muerto de inmediato, a no ser que recibiera un cuidado intensivo por parte de los humanos. Quizá bastó con mantenerlo tibio, limpio de sus propias suciedades, hidratado y con alimento", afirman.

"En ese estado, el perro no tenía ningún uso práctico como animal de trabajo. Por ello, y sumado al hecho que fueron enterrados con las personas -se asume que son los dueños-, se sugiere que hubo una relación única y especial de cuidado entre humanos y perros".

Por otro lado, los humanos enterrados también tenían sus propios problemas médicos. El hombre, de unos 40 años, tenía dos huesos curados en su clavícula y brazo, mientras que la mujer de unos 25 años también tenía una enfermedad dental grave.

Como ya mencionamos, este hallazgo es hasta ahora, el entierro de un perro doméstico más antiguo. Sin embargo, también se han descubierto otros en China (11.600 años), Escandinavia (8.500 años) e Illinois (8.000 años).

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