Viviendas alcanzan temperaturas peak de 33 °C durante el verano

HazSensorWEB
El sensor que capta variables ambientales posee una luz que emite alertas.

Así lo detectó, en Santiago, la red de monitoreo del Minvu que hoy está instalada al interior de 300 viviendas del país y que se ampliará a 500 hogares este año. Esta red se compone de sensores y tiene por objetivo seguir el comportamiento ambiental de las propiedades y evaluar mejoramientos térmicos en el futuro.


La Red Nacional de Monitoreo (Renam) del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) detectó temperaturas de hasta 33 °C al interior de los hogares en Santiago durante 2017, en circunstancias que el confort térmico o temperatura ideal interior debería estar entre los 19 °C y 25 °C, según el ministerio.

Esta red de vigilancia tiene por objetivo generar información en tiempo real sobre el comportamiento ambiental de las viviendas y evaluar así mejoras futuras en las normas de construcción.

A través de dos sensores conectados a internet, se realiza un monitoreo que considera diversas variables al interior de la vivienda como temperatura, humedad relativa, dióxido de carbono, ruido, material particulado, consumo eléctrico, y al exterior de esta se mide temperatura y humedad relativa.

"Esta herramienta nos permite entender de mejor forma las problemáticas de cada ciudad, entregando información valiosa para la aplicación de las políticas públicas a futuro sobre la diferenciación necesaria en la construcción de viviendas por zona geográfica", explica a La Tercera el ministro de Vivienda y Urbanismo, Cristián Monckeberg.

Hoy el sistema está instalado en 300 viviendas y el plan es aumentarlo a 500 durante este año. La red integra propiedades de distinto nivel socioeconómico, año de construcción y materialidad, con el fin de tener una muestra representativa de la realidad nacional.

Este programa hoy conecta aparatos que están distribuidos en Antofagasta, Santiago, Valparaíso, Concepción y Coyhaique.

Resultados

Según los primeros resultados de esta red, en el verano de 2017 las viviendas de hormigón o de alta masa térmica de Santiago fueron 2 °C más frías que las viviendas de tabiquería o de masa térmica baja: 30,2 °C versus 32,9 °C.

La masa térmica se refiere a la capacidad de los materiales para almacenar y liberar calor. Los materiales acumulan calor y luego lo van liberando durante las horas más frías (noche), elevando la temperatura del entorno. Esto puede ser beneficioso para aprovechar la radiación solar y calefaccionar de manera natural un edificio durante la noche, explica el Minvu.

Durante 2017, las viviendas construidas con materiales pesados, como hormigón armado, o considerados de masa térmica media, como albañilería, permanecieron períodos más prolongados en el rango de temperatura de confort que las viviendas de tabiquería. Asimismo, las viviendas de hormigón tuvieron una oscilación térmica 29% menor que las viviendas livianas de tabiquería, lo que contribuyó a la existencia de una temperatura más pareja al interior de las edificaciones.

Impacto de norma

Desde 2007 existe una reglamentación térmica para subsanar los problemas de calidad de vida al interior de los hogares, por lo que los resultados de la Renam sirvieron para comparar el comportamiento de las edificaciones residenciales construidas antes y después de la puesta en marcha de la nueva reglamentación térmica.

Según los resultados, las temperaturas interiores de viviendas posteriores a 2007 se acercaron considerablemente al nivel de confort de 20 °C. Esto debido a que la aislación añadida en muros, pisos ventilados, techos y ventanas evitó pérdidas energéticas, de acuerdo con el Minvu.

Por ejemplo, durante el invierno pasado, en Antofagasta la temperatura promedio de viviendas construidas antes de la normativa fue de 16,6 °C. Este valor subió a 19,4 °C en viviendas con reglamentación. En Valparaíso, la temperatura promedio de viviendas construidas antes de 2007 fue de 15,9 °C, lo que subió a 16,9 °C con la nueva norma.

Sobre la norma, Monckeberg detalla que los requerimientos son distintos para las siete zonas térmicas que se han definido en el país, pero en general esta aumenta las exigencias de aislación en las edificaciones.

"Se establece un tamaño máximo de ventanas dependiendo de la dimensión de la vivienda y se exige mayor espesor del aislante térmico en muros y pisos. Estos nuevos estándares permitirán reducir en torno a un 30% los costos que implican para las familias calefaccionar sus viviendas a una temperatura de confort; además de disminuir el consumo de leña para calefacción, generando un aporte en la descontaminación de ciudades saturadas por material particulado".

Crece red

Esta red de monitoreo también reveló que hay sobrecalentamientos en las viviendas sobre 26 °C en Antofagasta, y que se detectó frío extremo, bajo 14 °C, en Temuco y Coyhaique. Además de problemas de humedad en Valparaíso y contaminación intradomiciliaria en Temuco.

La ampliación de la red de monitoreo de 300 a 500 viviendas será evaluado, pero se priorizarán zonas con planes de descontaminación atmosférica y se buscará monitorear zonas lo más diversas posible, así como distintas tipologías de viviendas construidas con diferentes materiales.

Para normalizar la situación de viviendas que poseen problemas ambientales, existen subsidios de acondicionamiento térmico. "Este busca mejorar las condiciones térmicas de las viviendas que fueron construidas hasta 2007, y contempla, dependiendo del caso, mejoras en techos, muros y pisos, y el reemplazo de las ventanas de vidrio simple por unas de doble vidrio hermético, entre otras medidas", detalla el ministro.

Casi 40 mil casas tienen sello de eficiencia

Además de la política térmica (ver nota principal), el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) posee un sistema de calificación energética. Según explican desde el organismo, este es un instrumento de uso voluntario que califica la eficiencia de una vivienda de acuerdo con parámetros como calefacción, iluminación y agua caliente sanitaria.

El resultado de la calificación se expresa en una etiqueta similar a la de los refrigeradores, que tienen letras que van desde la A a la G, siendo esta última la menos eficiente.

Hasta el 31 de marzo de 2018, son 39.694 las viviendas con algún tipo de calificación. De ellas, 13.494 se concentran en la Región Metropolitana y donde solo 1.273 alcanzan el nivel más alto de eficiencia energética.

La evaluación de las propiedades la realizan evaluadores energéticos que deben acreditarse ante el Minvu. Hoy existen 744 profesionales inscritos, la mayoría arquitectos, y este año postularon otros 700 para realizar certificaciones.

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