¿A qué juegas mientras juegas?

Cada planificación de partido conlleva certeza, conocimiento del rival y algo de suerte. Si bien este último elemento es imposible de controlar, los otros dos sí pueden ser cuantificados y organizados. Es precisamente en la organización donde el DT debe demostrar su sapiencia y, en especial, el conocimiento y manejo que tiene de su plantel.

Ayer en el Nacional, por ejemplo, se vivió el típico partido de apuestas. Un equipo que logra cuotas de dominio como la Universidad de Chile versus otro que tiene una de los mejores contraataques del torneo. La diferencia entre la certeza y la apuesta es la convicción de tu propuesta.

Guillermo Hoyos sabe que tiene un buen plantel pero que vive un período difícil, por tanto reduce las variantes y ocupa las mejor aprendidas ¿A qué jugó? A la proyección de laterales (Rodríguez y en especial Beausejour) partiendo el equipo en dos. De Espinoza hacia arriba es todo ataque, mientras de Reyes hacia atrás es todo defensivo. Eso y a rogar que todo resulte. La ausencia casi absoluta de matices demuestra cierto temor del técnico a jugarse definitivamente por una opción.

¿Puede ganar así? Ciertamente. Tan certero como elegir cara o sello lanzando una moneda. Mientras hay elementos claros hay otros que se diluyen en la espesura de la duda. El resistido Gastón Fernández, por ejemplo. Flota en una zona de mucho trajín sin saber si acelerar para buscar el desequilibrio o hacer la pausa para mantener la posesión. Es cierto que está en bajo nivel individual, pero digamos que la organización de juego tampoco lo ayuda mucho.

¿Mejoró la U? Sí, pero no es el tema vital. La pregunta es, ¿para qué le alcanza? Considerando el torneo y la Copa Sudamericana la U debe tomar decisiones hoy. Ni mañana ni pasado. Dónde pone sus fichas y cómo las juega.

Mientras Hoyos se deshace en elogios para con su plantel, la realidad le pega en la cara de manera poco amable. El maquillaje se desgasta y la realidad queda expuesta.