Aborto: derrota de los candidatos




El sábado 31 de enero de 2015, la Presidenta de la República, en un acto en la Moneda, firmó el proyecto de ley que despenalizaba el aborto en tres casuales. Con la presencia de buena parte del gabinete y ante gritos de apoyo de organizaciones feministas, la Presidenta tenía probablemente uno de sus últimos días felices en La Moneda. Seis días después, la revista Qué Pasa publicó un artículo sobre los negocios inmobiliarios de la nuera y el hijo de la Presidenta, lo que fue conocido posteriormente como el caso Caval, desatando todas las tormentas ya conocidas.

El dramatismo de las fechas también muestra lo importante que es la aprobación del proyecto de despenalización del aborto para La Moneda. Aunque no se colocó en el programa para no incomodar, es algo anunciado en la primaria y que incluso fue el único punto polémico en el debate de los candidatos, donde el entonces candidato de la DC y ahora intendente increpó a la Presidenta por su posición al respecto.

Después de una larga tramitación, incluyendo polémica pública, el proyecto tuvo un nuevo traspié en la Cámara, después de la maratónica sesión en el Senado. Lo que parecía un día de fiesta, que incluyó en el diseño la asistencia de todas las ministras mujeres, terminó en una vergüenza por el pareo de dos diputados radicales y el diputado DC que se abstuvo, mientras que la televisión lo mostraba pauteado por una diputada de oposición.

En el caso de los radicales, no vale la impericia como pretexto, pues ambos llevan una buena cantidad de tiempo como diputados y, por tanto, saben de los efectos de su decisión. José Pérez con este cumplirá cinco períodos en la Cámara, y Fernando Meza va por el cuarto período como diputado. Aunque la ira y las culpas fueron sobre el Partido Radical y el gobierno que no pudo prever este incidente, llama enormemente la atención el poco poder que tienen los dos candidatos presidenciales para influir en sus filas.

El caso más complejo es para el candidato Guillier. En los partidos que lo apoyan, a diferencia de la DC, no hay matices en el apoyo del gobierno y, por tanto, se esperaba apoyo completo. Ante la caída, el candidato dio a entender que el asunto no requería mayor acción, pues se suponía que sabían cómo votar. Quienes tienen éxito en la política es porque intervienen en la agenda y aprenden a manejarla y no al contrario, dejando que los vientos siempre veleidosos de los asuntos públicos los manejen a ellos.

El senador Guillier parece a veces actuar con la filosofía política que se le atribuye al ex Presidente Barros Luco, de quien se dice que tenía una máxima para gobernar. Consideraba que los problemas se dividían en dos tipos: los que tienen solución y los que no. Para el primer grupo, si se van a solucionar, no requiere mejor intervenir en ellos, no vaya a ser que se malogren. Y para el segundo tipo de dificultades, si no hay cómo arreglarlas, mejor no hacer nada.

Al actual candidato de los partidos del ala izquierda de la Nueva Mayoría le gusta compararse con Pedro Aguirre Cerda, el ícono radical y que creó un sistema educacional que permitió a una incipiente clase media, de la que viene buena parte de la izquierda, acceder al poder. Quizá deba revisar la historia y más bien su referente debiera ser el ícono del parlamentarismo, el Presidente Barros Luco. Por último, si los números electorales no acompañan al senador por Antofagasta, podría también tener garantizado un homenaje en la gastronomía nacional.

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