Bolsas plásticas




En las series de televisión, la historia o el guion, se va ajustando a la popularidad de los personajes o eventos. Por ello, sucede a veces que un acontecimiento o personaje que en la mente del autor eran menores, adquieren un significado tan profundo en la audiencia que obliga a hacerlos protagónicos. Así, una anécdota pasa a ser central. Todo por el maldito rating.

En la política, sucede con frecuencia lo mismo. Hay temas que estaban fuera de la agenda, que se vuelven protagónicos. A veces, por necesidad, otras por conveniencia, esto es, por la urgencia de salvar el rating. Algo de esto parece estar ocurriendo ahora con Bachelet, cuando ad portas de terminar su gobierno, intenta un cambio de guion hacia la ecología.

Se trata de un hecho curioso, no solo porque no estaba en su agenda, sino también porque nadie se lo pidió. Más parece ser un escape, una consecuencia o aprovechamiento del polémico rechazo al proyecto minero-portuario Dominga, que significó la mayor crisis de gabinete, con la renuncia de todo el equipo económico.

Pese a ello, y como si gobernar fuera una teleserie, el guion y los personajes cambiaron. Ahora, el ministro de Hacienda ya no es un actor clave, como es en todos los gobiernos, sino el titular de Medio Ambiente. Y ahora la historia no se centra en temas anecdóticos como el crecimiento, el empleo, la educación o la salud. No pues, lo único que importa es la sustentabilidad, vaya a saber lo que ello signifique en la mente de la Presidenta.

Claro, su nuevo discurso es el crecimiento sustentable, pero todos saben que ese no es más que un eslogan, toda vez que este gobierno tiene a su haber el peor desempeño económico de la historia reciente. O sea, sin crecimiento, solo queda lo sustentable.

Pero en esto también hay dudas, toda vez que aquello nunca ha sido su prioridad. Baste decir que su primer gobierno tiene el récord de centrales a carbón. Tampoco fue su sello ahora. Pese a ello, se pasea por el mundo como una suerte de Capitana Planeta, dando cátedra sobre el tema. Y su anuncio estrella en la ONU fue que enviará un proyecto que prohíbe el uso de bolsas plásticas en las 102 comunas que limitan con el mar. Algo que suena bien, pero que tiene poca novedad, ya que hoy hay al menos 60 comunas que regulan el uso de las mencionadas bolsas.

Si el mayor legado de Bachelet es ese, ésta seguirá siendo una teleserie de bajo rating local. Porque el guion es malo: un país sin bolsas plásticas, pero más pobre, es una mala historia. Intentar esconder su mal desempeño con la excusa de salvar el planeta, no convence a nadie en Chile. Salvo que la Presidenta busque captar nueva audiencia, la burocracia extranjera, para proyectar no solo su actuar, sino también su futuro. Eso haría sentido, pero solo recuerda la tragedia de Shakespeare, cuando Ricardo III, desolado en el campo de batalla, implora: "Mi reino por un caballo".

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