Cambio climático: una propuesta para la SVS




LA BOLSA de Londres acaba de publicar una guía que obliga a las empresas listadas a incorporar en sus reportes anuales, además de balances financieros, información sobre riesgos ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG por sus siglas en inglés).

Uno de los factores ESG más críticos es el asociado al cambio climático, especialmente por los efectos catastróficos a nivel humano, ecológico y económico de sequías, olas de frío y calor, inundaciones, marejadas, aluviones y tormentas, entre los tantos eventos climáticos extremos que, como consecuencia del calentamiento global, afectan cada vez con más frecuencia e intensidad al planeta.

El gobierno dice tener planes de emergencia diseñados para abordar los desafíos que plantean este tipo de eventos, aunque la reacción ante los incendios forestales causados por la sequía y olas de calor sugiere lo contrario. Lo mismo con los aludes y crecidas de ríos ocurridos el fin de semana, frente a los que parecen no haber operado los planes de alerta previa.

Pero quisiera enfocarme en la aparente falta de anticipación de la empresa de agua potable de la capital para enfrentar los altos niveles de turbiedad en caudales provocados por los aluviones, que dejaron sin suministro a un millón y medio de hogares. A estas alturas, y a la luz de episodios anteriores, como el de isotermia cero ocurrido en 2016, uno supondría que la compañía debiese tener alistados planes de prevención y contingencia.

Toda empresa de cualquier tamaño y sector debiese incluir el factor "eventos climáticos extremos" en sus mapas de riesgo, decisiones de inversión y estrategias de crecimiento. Situaciones que van desde el impacto físico en las operaciones y cadenas de suministro, hasta el riesgo regulatorio de eventuales nuevos impuestos "verdes", tienen consecuencias financieras. Y reputacionales, como el caso en cuestión.

La SEC, el regulador estadounidense, exige que las firmas que transan en ese mercado transparenten sus riegos materiales asociados al cambio climático. El Financial Stability Board, entidad internacional que monitorea y entrega sugerencias al sector financiero, entregó recomendaciones concretas a las empresas sobre cómo medir y revelar sus vulnerabilidades en esta materia (disponible en: https://www.fsb-tcfd.org/).

La SVS, en su Norma de Carácter General No. 30, obliga a listar riesgos en las memorias anuales, pero no especifica cuáles ni qué métricas utilizar. La Circular 385, que incluye una pregunta respecto a si existe gestión de riesgos, incluido el de sostenibilidad, no es una solución al no imponer la obligación de transparentar la información. Esto claramente limita el accountability de las empresas frente a inversionistas, consumidores y la comunidad en general.

El llamado es a que la SVS se ponga a la par de otros reguladores y exija que las empresas elaboren y publiquen en sus memorias anuales mapas de riesgos integrales y contundentes detallando las fragilidades que enfrentan en materia de cambio climático así como sus planes de adaptación y mitigación.

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