Candidata competitiva




LAS TRIBULACIONES de la Democracia Cristiana en torno a la próxima elección presidencial se resolvieron de un modo que nadie habría anticipado hace unos meses: tiene una candidata propia, Carolina Goic.

Para algunos tal candidatura representa más que nada la posibilidad de negociar parcelas de poder, porque el candidato de la Nueva Mayoría ya está definido por las encuestas y es Alejandro Guillier. Dependiendo del buen papel que Goic pueda tener, podrán negociarse más o menos dividendos en el futuro gobierno. En otras palabras, que sería una candidatura destinada a bajarse y el precio dependerá de cuánto logre avanzar. Y quizás, con el beneficio de dejarla posicionada para la siguiente elección presidencial.

En mi opinión eso no es así, sino que ella es competitiva y es una alternativa real frente al senador del norte. De hecho, antes de su anuncio que será candidata, figuró en la última encuesta Adimark con 1% de menciones espontáneas; y por algo se empieza, como bien lo sabe el propio Guillier. Tiene potencial porque es mujer, joven y atractiva, y porque si bien tiene una inclinación más a la izquierda dentro de la DC, eso no ha evitado que exhiba determinación al actuar, incluso para mostrarle los dientes al gobierno y al Partido Comunista. Así, no dudó en acompañar a Mariana Aylwin, con quien está en las antípodas dentro del partido, a quejarse ante el gobierno por el rechazo del castrismo a recibirla.

Dicho de otra manera, empata con Guillier en poseer una personalidad atractiva, aunque de características distintas, pero lo supera en la capacidad de ejercer el liderazgo, ya que no elude, sino que demuestra voluntad de ponerse firme y de pronunciarse cuando las cosas se ponen difíciles. Lo contrario de su competidor, quien -por ejemplo- brilló por su ausencia durante los incendios o que sacó una declaración inentendible frente al maltrato que recibió Aylwin, que no fue otra cosa que "correrse". Sostengo que la gente se está aburriendo de los liderazgos elusivos, y que está comenzando a apreciar a los que formulan opiniones y enfrentan las cosas.

El dilema de la DC es si ir a primarias o a primera vuelta. Existe una corriente interna que pide ir a primera vuelta, cuyos argumentos apuntan a evitar que se siga desdibujando el partido e impedir que los fagocite la izquierda, tesis que resulta más viable aún si tienen una candidata competitiva. Pero es improbable que suceda y la razón es una sola: en la Nueva Mayoría, incluida la DC, el factor que ordena son las pegas y cupos. Los mandos medios de la DC no admitirán nunca una alternativa que ponga en peligro ese factor. Ir a primera vuelta es sinónimo de ello. La tesis de Ignacio Walker que ese camino otorga más fuerza para negociar el programa ante la segunda vuelta es totalmente irreal, ya que implica un quiebre medular. Hay más posibilidades que el PC termine marginado de la coalición, que la DC yendo a primera vuelta.

La candidatura de Carolina Goic tiene un sello refrescante: lo que se suponía instalado como realidad indiscutida, no es tal. Y si es así en la Nueva Mayoría, lo mismo rige para la vereda del frente.

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