Cliché




El Frente Amplio ha declarado que la culpa de los males de Chile la tienen los últimos 30 años, en que ha regido el modelo (neoliberal). En este contexto, el modelo se refiere a la economía social de mercado que el país adoptó a partir de las reformas iniciadas por el régimen militar en 1975 y que luego se fue perfeccionando bajo los gobiernos de la Concertación. El echarle la culpa al modelo por nuestros problemas económico sociales se ha convertido -muy desafortunadamente- en un cliché, es decir, en una expresión que de tan repetida es hoy un lugar común.

Es evidente que el país no es perfecto -¿cuál lo es?-, pero de allí a sostener que el sistema económico adoptado en Chile a partir de los mediados de los años 1970 es el responsable de esas imperfecciones, hay un largo trecho.

Es cierto que aún no tenemos los niveles de PIB por persona de los países desarrollados, pero hay que tener muy presente que bajo un sistema de economía mixta -que a veces parecieran preferir el Frente Amplio y la Fuerza Nueva Mayoría- el PIB per cápita nuestro cayó desde un 52 por ciento de aquél de los Estados Unidos, a un 17 por ciento del mismo. En cambio, a partir de 1982, bajo una economía social de mercado, nos hemos recuperado en buena medida, de modo que en el año 2016 la mencionada relación estaba en un 42 por ciento.

Tampoco se puede negar que todavía hay pobreza, pero su incidencia ha disminuido espectacularmente, tanto así que en la actualidad estamos entre los países clasificados como de muy alto desarrollo humano (HDI, UNDP 2016). En materia de distribución del ingreso -que sigue siendo desigual, a pesar de que gozamos de una movilidad social más bien alta- su indicador más usado, el coeficiente GINI, ha estado disminuyendo (mejorando) durante la última década. Es más, utilizando los datos de Sapelli (2016) de distribución de ingreso por cohortes, es posible pronosticar que en los próximos quinquenios el GINI nuestro llegará a ser parecido a aquél del promedio de los países de la OCDE. Este fenómeno está muy relacionado con la significativa expansión de la cobertura educacional.

Es sabido que una mentira suficientemente repetida se tiende a convertir en la verdad. En ese sentido, simplemente no es cierto -como algunos reiteran - que nuestra economía social de mercado es la responsable de nuestros males. La realidad es la contraria, en ciertos aspectos tal sistema nos ha permitido hacer grandes progresos (como por ejemplo en la modernización y ampliación de los grados de libertad individuales, en materia de crecimiento económico y en la reducción del desempleo) y en otros ese avance ha tardado, pero está llegando (por ejemplo, en la menor desigualdad). Lo que se requiere no es un cambio radical de sistema, sino amplios acuerdos para ir adaptando pragmáticamente la economía social de mercado que tenemos a los desafíos existentes y por venir.

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