Con o sin TAS




Lo que viene es una obligación. Más allá del demorado y famoso fallo del Tribunal de Arbitraje Deportivo, Chile debe ganar los dos partidos que vienen. Así pavimentará su clasificación al próximo campeonato mundial sin importar lo que digan los tres jueces en cuestión. Por sobre los rumores que surgen, en algunos casos sensatos y en otros absurdos, o el lobby ejercido por la Federación de Argentina, si La Roja no le gana a Paraguay y a Bolivia, queda colgando.

Por una cuestión futbolística, no judicial. Es contradictorio observar que esta generación maravillosa de jugadores tenga tanta dificultad para acceder a la próxima Copa. Esto habla del alto nivel de dificultad de las Eliminatorias Sudamericanas, pero también de responsabilidades propias en un proceso que ha estado afectado por errores e imponderables.

No hay que olvidarse de que esta aventura se inició bajo la administración de Jadue y con  Sampaoli a cargo, justo en medio de la peor crisis dirigencial del fútbol chileno. Esto afectó, claro, como también algún relajo poco aconsejable en un par de partidos cuyos puntos hoy duelen.

La nómina de los seleccionados que juegan en el exterior que se entrega hoy no debería traer mayores sorpresas, lo que sí será novedoso es que el plantel será más abundante que el normal, debido a la gran cantidad de jugadores al borde da la suspensión. Los 14 en capilla, dentro de los cuales están las figuras que forman la columna vertebral, obligan a buscar alternativas en el medio nacional también. Seguramente veremos más jugadores locales agregarse a los que vienen de afuera para conformar una lista larga de 27 ó 28 elegibles para los próximos duelos.

El cuerpo técnico ya planificó y consideró una preparación en la altura de Calama más sicológica que efectiva. Es imposible que un organismo pueda adaptarse con tan pocos días. Lo que se busca es generar las sensaciones y recrear un clima y ambiente parecido en las horas previas. No está mal pensado. Lo importante es saber que más allá de la cantidad de metros donde se va a jugar o que se quiten o se mantengan los puntos en conflicto, ganarle a Paraguay y Bolivia es un deber. No sólo para buscar la clasificación. Por la historia de este equipo que, no admite mediocridades ni depende de triunfos por secretaría.

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