Condiciones favorables
El crecimiento económico es un requerimiento del desarrollo, siendo ambos objetivos -el instrumental y el final- generalmente compartidos en Chile. Participan de esos fines los flamantes secretarios de Estado, a pesar de que la renuncia del anterior equipo económico se produjo cuando algunos de sus entonces colegas de gabinete -respaldados por la presidente Bachelet- rechazaron el proyecto Dominga, desconociendo el rol central de la inversión en el progreso. Afortunadamente el nuevo énfasis oficial en el crecimiento económico coincide con condiciones externas e internas más favorables a una mayor expansión del ingreso por persona.
El Informe de Política Monetaria del Banco Central de septiembre -como de costumbre técnicamente impecable- aumentó su anterior proyección de crecimiento del PIB para este año de un rango de 1 a 1,75 por ciento, a uno de 1,25 a 1,75 por ciento, y mantuvo su proyección de crecimiento para el año 2018 en el rango 2,5 a 3,5 por ciento. Ud. dirá que esta revisión es la nada misma, pero dado el comportamiento en esta materia del primer semestre de este año (en torno al 1 por ciento de aumento), dicha estimación implica que ya debiéramos estar en medio de una importante recuperación económica.
Tal mejoría se está dando en el contexto de una revisión al alza del crecimiento mundial (a 3,6 por ciento en 2017), de una fuerte recuperación del precio del cobre (a un estimado US$2,75 por libra en el mediano plazo), y de una lenta normalización del costo del crédito, hoy muy bajo. En el contexto de indicadores de confianza empresariales aún negativos pero mejorando, la inversión total seguirá cayendo este año (será su cuarto consecutivo), pero aumentaría en más de un 3 por ciento en 2018.
Con razón Ud. encontrará bajas las tasas de crecimiento del PIB, si se comparan con aquellas de las tres décadas previas a 2015, en que el país se expandió sistemáticamente a una tasa mayor que aquella del mundo. No obstante, si esas tasas se juzgan a la luz de las nuevas estimaciones del Banco Central del crecimiento tendencial y potencial del PIB en Chile, no aparecen como tan débiles. La tendencial -que mide la capacidad de crecimiento de mediano plazo- se sitúa entre un 3 y un 3,5 por ciento anual, en cambio la potencial -que estima el crecimiento presente del PIB con una inflación estable- sería de un 2,5 por ciento anual.
La brecha de ingreso existente se puede cerrar y el crecimiento potencial de Chile se puede acercar al tendencial rápidamente, si es que se hacen las reformas necesarias para incentivar y facilitar la reasignación de recursos y si es que se recupera la confianza empresarial. Se trata de una tarea que se debe empezar ahora, de modo que -aprovechando las condiciones externas e internas favorables- el gobierno pueda dejar como legado un país macroeconómicamente equilibrado y con una tasa de crecimiento razonable.








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