Contradicciones que anulan




No en todo, pero en lo medular, la gestión de la Nueva Mayoría ha contradicho su razón de ser, la lucha contra la desigualdad. A la vez, ha desacreditado su principal política: colocar al Estado como principal propulsor del desarrollo. Por eso la desilusión, la crítica y el rechazo campean, hasta en sus propios líderes. La acción del Estado ha quedado mal parada luego de la gestión de esta coalición, por la mala implementación y peor diseño de las reformas y por continuos errores de gestión, ¿qué justifica que un subsecretario se taime frente a una mala decisión presidencial y ¡se va de vacaciones!?

La credibilidad del Estado también ha quedado en entredicho. La gratuidad fue una falsa promesa que se chingó por la incapacidad del gobierno para evitar el empantanamiento económico.

Ahora, el gobierno no quiere aumentar la subvención a los colegios que adhirieron a la gratuidad. Increíblemente el mismo Nicolás Eyzaguirre que fue ministro de Educación, como ministro de Hacienda incumplió el compromiso que está contenido en una ley.

Cualquiera sea el futuro presidente, deberá recuperar la capacidad de gestión y credibilidad del Estado, también dañada por amiguismos, abusos y corrupciones. Sabemos que la estabilidad y seriedad de las instituciones, así como un buen Estado, pavimentan el camino al desarrollo.

¿Y la desigualdad? La falta de crecimiento y los errores de diseño en las reformas, definitivamente no ayuda en la lucha contra la desigualdad.

El estancamiento es una falta de oxígeno en el ambiente económico que entorpece la vida de los chilenos y deja, al propio gobierno, sin recursos para cumplir las promesas básicas de su programa. Los emprendedores, las pymes, los jóvenes que quieren trabajo, quienes buscan surgir, enfrentan una cancha más dispareja cuando la economía sufre anemia. Los ya ricos, tienen cómo protegerse.

No es necesario ser un opositor ideológico al gobierno para concordar con el diagnóstico de Ricardo Lagos: "La tarea número uno de Chile es crecer, lo demás es música". No teníamos ese problema, hasta que la Nueva Mayoría, con sus reformas técnicamente mal hechas y su gestión desprolija, nos empujó a una zanja y ahí quedamos. Tuvimos vientos internacionales en contra, pero la Concertación también los tuvo y supo crecer sostenidamente.

Además, políticas específicas de la Nueva Mayoría entorpecen el ascenso de sectores emergentes. Un botón de muestra es el proyecto de reforma de pensiones que propone no subir, ni un peso, las pensiones al 80% de los jubilados actuales, incluyendo los más pobres. En cambio, mejora significativamente pensiones de los más favorecidos. O sea, la reforma sube jubilaciones que no debe. ¿Quién nos sacará del pantano? El senador Guillier ha preferido un continuismo nebuloso y la senadora Goic, una crítica superficial, en vez de seguir la experiencia exitosa de la Concertación. Mientras, los hombres de trabajo siguen empujando a Chile, a la espera de tiempos mejores.

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