¿Cuán público es el gasto del Estado?




Durante la semana pasada se llevó a cabo el Stewart Meeting de la Iniciativa Global para la Transparencia Fiscal (GIFT, por sus siglas en inglés) en Washington, uniendo representantes de las economías de 20 países, delegados del Fondo Monetario Internacional, de la OECD, del Banco Mundial y de organizaciones de la sociedad civil como el Open Knowledge Network, el Open Contracting Partnership, las fundaciones Gates y Ford. Y desde Chile, el Observatorio del Gasto Fiscal.

Junto con compartir los últimos avances en apertura fiscal, la preocupación de los asistentes no era sólo la publicación de datos, sino el fomento de su uso. Más que mal, ¿de qué sirve la rendición de cuentas si no llega a la ciudadanía? Los portales de datos abiertos y visualizaciones se están poniendo de moda, no obstante, su bajo uso frustra a varios Ministerios de Hacienda a nivel mundial. Ellos saben que la letargia por parte de la ciudadanía es un desafío cultural: después de pasar gran parte de la evolución humana sin tecnologías, democracias o información útil y abierta, el súbito acceso a datos no provoca inmediatamente entusiasmo, sobre todo porque aún no están las competencias requeridas para usarlos.

Un error que comúnmente se está cometiendo es el lanzamiento de datos abiertos sin considerar las necesidades de los usuarios. ¿Lo que se publica en contenido es lo que requiere la sociedad civil y la academia? En respuesta, el GIFT Meeting tuvo una conclusión principal: para la solidez de nuestras democracias, es esencial conectar mejor la oferta de datos abiertos con su demanda, cambiando el paradigma de "publicar por publicar", con la publicación de "mejor información".

Aparte de este desafío estructural, se revisaron los avances regionales en transparencia fiscal. El Gobierno de EEUU presentó la web "Open Spending" como resultado del "Data Act" que establece estándares de calidad y publicidad para los datos del gasto. Uruguay mostró su portal de datos abiertos, vinculando presupuesto e indicadores de desempeño con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. También crearon cuentas contables adicionales, para identificar en cada momento el gasto relacionado con la equidad de género, y pronto el gasto en infancia. Colombia también expuso los avances de su portal de datos abiertos, incluyendo mapas con el gasto sub-nacional, actualizadas 24 horas después de su ejecución.

México fue el más aplaudido por acercar datos de gasto a sus ciudadanos, entre otros por un diplomado online que enseña cómo ejercer control sobre el gasto público, con más de 17 mil personas inscritas. Además, su portal de datos abiertos integra información de desempeño a los datos financieros, condición que permite analizar la eficacia y eficiencia del gasto público. Aun así, no todo lo que brilla es oro: desde el Ministerio de Hacienda mexicano reconocieron que lo que se mide como desempeño del gasto nacional todavía debe afinarse mejor, considerando mucho más las voces de usuarios.

Mientras tanto, en Chile, la información de desempeño todavía ni siquiera se vincula al Presupuesto. De lo contrario, los indicadores de monitoreo existentes no se usan ni como input para la Ley de Presupuestos, ni para gestionar mejor los procesos de la gestión pública; tampoco pasan por una validación de usuarios. Más allá de ello, la ejecución presupuestaria se sigue publicando recién a 30 días de sus ejecución, en archivos fragmentados de poca profundidad y precisión.

Sobre este escenario, hay que celebrar el reciente anuncio de la DIPRES de publicar pronto una primera versión de datos abiertos del gasto público. Aun así, también está claro que nuestro país seguirá estando atrás en la región en materia rendición de cuentas del gasto público – a menos que la próxima administración ponga énfasis en estos temas, venciendo desde el centro de Gobierno las voces que siempre dicen "no se puede".

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