Cuando todo cuenta




"Sí sí Colombia" rezan y cantan los "cafeteros" en esta semana clave para su selección. En estas clasificatorias ha transitado desde la genialidad hasta la decepción. Las dudas iniciales fueron disipadas con el tiempo y en especial con la llegada de José Pekerman.

<em><strong>El argentino llegó principalmente a ordenar un equipo de notables jugadores que carecían de orden.</strong> Y llegó en el momento preciso. Al igual que Brasil y Ecuador, Colombia sufrió un cambio generacional importante.</em>

El DT ha sabido devolver la tranquilidad a una selección que partió con tantas ganas como dudas. Atropellándose continuamente. Pekerman ha capitalizado el gran momento que están viviendo futbolistas de talla mundial, ganándose así el respeto y reconocimiento en todo el continente.

Este cambio de generación suele ser traumático y provocar consecuencias graves. A Uruguay le ha costado más de la cuenta en estas clasificatorias, con nombres que se repiten desde hace muchos años y procesos. Paraguay lo sufre en carne propia, con una campaña desastrosa. Pues bien, ante esto, el argentino delineó una serie de tareas. La primera de estas fue devolverle justamente la forma. Era necesario para esto bajar las revoluciones de juego. No fue fácil. Para futbolistas que sienten que el vértigo es necesario, instarlos a bajar la velocidad no es cualquier cosa. Hay que convencerlos.

Privilegió la asociación de sus jugadores por sobre la rapidez. Aseguró la posesión, porque esta selección depende naturalmente del balón. Dado este primer análisis, mantuvo la solidez defensiva con jugadores de gran recorrido, como Yepes, Guarín, Armero. En este punto, la sensible baja de Camilo Zúñiga es un tema relevante. El lateral no estará frente a Chile y es un alivio. Excelente carrilero, proyección constante y buena marca. Su puesto será ocupado seguramente por Santiago Arias (PSV Eindhoven), quien es más rápido pero también más impetuoso.

En el mediocampo, nuestro conocido Macnelly Torres supone un traspaso fluido del balón hacia los costados y, de manera sorpresiva, hacia arriba. Su neutralización será vital para la reconversión de nuestra "Roja". Teófilo Gutiérrez y Radamel Falcao son sus constantes receptores del ex Colo Colo. No sólo gozan de potencia, sino que también de un entendimiento único. Se complementan muy bien y nunca se superponen. Falcao, en particular, es un brutal definidor y cuando logra girar es letal. El Monumental fue un testigo de esto.

Colombia llega en un gran momento, al igual que nuestra selección. Saben, además, que están a casi nada de llegar a Brasil. Chile es un equipo difícil de descifrar para cualquiera. La movilidad de nuestros futbolistas atenta contra la rigidez que, en algunos partidos, ha mostrado Pekerman. Si no lo lee a tiempo, la velocidad de los chilenos en espacios abiertos puede ser decisiva. Sánchez y Vargas son especialistas en abrir espacios, por lo que su defensa no gozará de mucha libertad para subir.

Por último está el factor emotivo. Control, reacción y euforia serán palabras recurrentes. Ad portas de una clasificación todo importa. Todo se mide. Todo cuenta.

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