Cuestión de tiempo




Video killed the radio star decía el estribillo de una famosa canción de 1979 que, más tarde, sirvió de cortina para MTV. La simbiosis era perfecta: la cadena de videos tomaba el tema que anunciaba el fin de los shows en las radios, dando paso a una nueva era en la música. Lo que nadie podía imaginar en ese entonces era que el himno de los Buggles se quedaba corto: la estética del video clip daba paso a una nueva forma de concebir el tiempo.

El aceleramiento propio de los videos cambió para siempre -y para mal- nuestra idea de la contemplación y el suspenso. No en vano la mayor influencia de esta estética se ha dado en el cine, sobre todo en Hollywood. Hoy es impensable una maravilla como Chinatown, donde el espectador anda medio perdido la primera media hora, sin saber muy bien de qué va el asunto. Una mujer le pide a un detective que investigue a su esposo, porque cree que la engaña. El tipo es el ingeniero a cargo del negocio del agua en California. Y resulta que la sequía alcanza niveles críticos. Cuento corto: el hombre aparece muerto y la mujer que le había hecho el encargo a Jack Nicholson no era la esposa. La verdadera mujer aparece después, al igual que su padre, uno de los hombres más poderosos de la zona. Lentamente, con sutileza magistral, Polanski nos sumerge en otra historia, más oscura, que Héctor Soto definió como "una reflexión alucinada y metafísica sobre la presencia y los dominios del mal".

Si bien en Hollywood ese tipo de cine dejó de existir, al margen de los estudios se están produciendo películas estupendas. Y afortunadamente ahora existe la posibilidad, gracias al DVD, a internet y a los festivales, de seguir trayectorias como las de Abbas Kiarostami, Corneliu Porumboiu y Claire Denis, por nombrar algunos directores incluidos en la muestra Europa Ya!,  que se exhibe en el Centro de Extensión de la UC.

En Like someone in love, por ejemplo, Kiarostami llega a la belleza por medio del silencio, la delicadeza, todo lo que le permita dejar abierta la puerta del sentido. Los primeros 15 minutos transcurren en un bar en el que se coordinan servicios sexuales. Vemos a la protagonista discutir con su novio por teléfono y oponerse a los ruegos de su jefe para que vaya donde un cliente extremadamente importante. Ella no quiere ir porque su abuela está en la ciudad y se marcha esa misma noche. Al final acepta el encargo y llega donde un viejo profesor con el que pasará la noche. Entre medio, sin embargo, pasará por la plaza en que está su abuela esperándola y le pedirá al chofer del taxi que de vueltas en torno a esa señora pequeña pero inmensa: es la imagen de la entrega, del cariño.

Tras la estética del video clip está el imperio de la claridad: todo debe ser expuesto en forma rápida, coherente y  unívoca. Pero el cine, más que efectismo y vértigo, es emoción. El artista, en esencia, es el que mira mejor, por más tiempo, hasta el agotamiento. Hay algo extraño e inasible en las grandes películas; Barthes lo llamaba "la vibración".

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.