De algunas miserias




La política, como la vida, se construye de acciones, por cierto las hay generosas, vivificantes y también de las otras, pequeñas, que reflejan algo o mucho de miseria. En los días pasados, por desgracia nos ha correspondido conocer algunas acciones que hablan más de pequeñeces humanas, que de grandezas, que sin duda, hubiera sido mejor evitarlas, pero consumadas resulta más sano criticarlas, bajo el riesgo que su inadvertencia pueda colaborar a considerar que todo da lo mismo. Vamos viendo.

Lo acontecido en el Te Deum evangélico -es prudente siempre traer a la memoria su origen, 1975, albores de la dictadura; a petición del autócrata surgió como una suerte de respuesta al ecuménico, que le parecía hostil a sus designios- tuvo momentos muy miserables, recibir a la primera autoridad con expresiones calumniosas.

A partir de una legislación reprochada por los visitantes, no tiene justificación alguna ocupar el púlpito para lanzar una candidatura a parlamentaria, tampoco decir que no se oyen los insultos, o no tener una palabra de repudio para lo ocurrido, termina siendo una especie de aval muy pequeño.

Nadie puede pretender que los pastores eviten referirse a cuestiones que les merezcan reproche desde su fe, pero aquello se puede hacer con más inteligencia, rigor y respeto, como días después lo demostrara el Cardenal Ezzati durante la genuina tradición republicana, el Te Deum ecuménico del 18 de septiembre.

En los mismos días, no mucho más vivificante, fue la performance que recetaran los principales de los partidos de "Chile Vamos", en las ya habituales conferencias de prensa, en que muchos políticos creen captar la atención ciudadana. No encontraron nada mejor que emprenderlas contra el nombramiento de la Presidenta de la República, como futura integrante de una alta comisión de la ONU.

Y por último, y no por ser menos, los días de pequeñas miserias se cerraron con la declaración del diputado Hugo Gutiérrez (PC), convertido a estas alturas en un denunciante serial, en que el fundamento de lo denunciado parece ser un hecho secundario. Su tesis: la Comisión Valech I creada bajo el mandato del expresidente Lagos contribuyó o formó parte de un "pacto de silencio", obviamente, en su lógica, en beneficio de los torturadores. Para lanzar esta peregrina interpretación de un hecho histórico, aprovechó la decisión del gobierno en cuanto a remitir al trámite legislativo un proyecto que alce el secreto, antes del tiempo fijado, secreto por cierto establecido en beneficio de las víctimas, no de los victimarios.

Aunque el gobierno es ajeno a la lógica de Gutiérrez -así lo sostuvo la vocera, con alguna demora-, debió haber puesto más rigor en la propuesta. Mal debut legislativo para la subsecretaria de Derechos Humanos.

Aylwin, Frei, Lagos, Bachelet, encabezaron gobiernos que han contribuido a la justicia por la violación sistemática de los Derechos Humanos acaecida en Chile durante la dictadura. No se conoce ningún régimen post dictadura comunista que haya hecho algo parecido. Esta visión tan pequeña de un sector de la Nueva Mayoría, pone una vez más en entredicho su consistencia. Aunque se molestan porque se diga, es la pura verdad.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.