Derrota Sub 20: Demasiado doloroso




Duele perder. Y sobre todo así. Con un gol ridículo. De esos que dan ganas de putear al primero que se te cruce. Antes del partido las casas de apuestas daban como favorito a España. Y quien no. Lo curioso es que ademas de hispanos y franceses figuraba la "Roja" Sub 20. Digo curioso, porque la historia de Ghana en mundiales juveniles es generosa. Más que la nuestra, por lo demás. Sin embargo, los jugadores de Mario Salas han sabido llevar muy bien el protagonismo. Sin grandes aspavientos ni falsa arrogancia, los futbolistas chilenos saben lo que pesan. Ni más ni menos.

Así como no me agradó el equipo que envió a la cancha frente a Irak, esta vez me llenó el gusto. Baeza es un dominador del puesto y si bien no tiene el oficio de Sebastián Martínez, es absolutamente confiable. También me gustó la inclusión de Christian Bravo, delantero atrevido y encarador. Con un rival muy físico, la velocidad se torna en elemento vital para nivelar y controlar el ritmo del partido.

Bravo jugó a gran nivel, muy solidario en la recuperación del balón e inalterable en la vocación ofensiva. Fue constante alimentador de Nicolás Castillo, quien jugó uno de sus mejores encuentros. Se le notó cómodo en su demarcación, lo que ayudó mucho a Henríquez. El hombre del Manchester United logró finalmente llegar al gol. Y a pesar de que vino desde la banda, sus anotaciones se produjeron cuando se movió en el ancho del área y no llegando desde la orilla.

Independiente del resultado, creo que Chile jugó su mejor partido desde su llegada a suelo turco. Y no hablo sólo de lo futbolístico. Chile se vio emocionalmente muy controlado, sin cometer faltas evidentes. Junto a Baeza, César Fuentes fue un ejemplo de dominio del puesto. Siempre bien ubicado y con un espíritu contagioso cada vez que había que apretar.

Sin embargo, este análisis queda al margen y hasta resulta lastimoso después de una derrota como la de ayer. El vaso medio vacío indica que la falta de categoría deja a Chile en el camino, dice que el cansancio fue demoledor y la mala suerte nos condena una vez más. Por último, dice que un error infantil imperdonable nos pone en nuestro lugar.

El vaso medio lleno consuela la bronca e impotencia. O por lo menos trata de dar algún alivio. Chile se despidió jugando su mejor partido, se va con al frente en alto, habiendo hecho un esfuerzo gigante. No es mi intención ser salomónico ni mucho menos. Pero el extremismo típico nos polariza evitando conclusiones ponderadas. Es necesario rescatar algo de ambos. La rabia a veces nos sincera y es prudente rescatar algo.

Claramente, el último gol es poco digno y hasta vergonzoso. No era la manera. Chile estaba para más. Para eso, es necesario cuidar los detalles desde el inicio. Me refiero a trabajarlo desde la formación del jugador. A darles, de verdad, importancia a todos y cada uno de los balones. Y esto último, sumárselo a lo mucho bueno que hizo el equipo de Salas. Sumarlo a la actitud, la agresividad y las ansias de protagonismo. Es urgente capitalizar esto para que, reconociendo defectos propios, Chile sea capaz, siempre, de salir a buscar los partidos. Incluso cuando el rival es superior.

Ustedes con mayor frialdad podrán decidir que postura tener. La bronca quedará por un tiempo. Pero pasan las horas, pasarán las semanas y esto seguirá doliendo. Y mucho.

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