Dos cabezas




Desde siempre la mitología ha incorporado la figura de seres de dos cabezas; la Hidra, que tenía varias, regeneraba dos cada vez que perdía una. Dos personas en una, la contradicción que expresa lo que, de alguna manera, todos somos y que la siquiatría ha estudiado en el mundo contemporáneo. Sin embargo, las personas tienen en realidad una sola cabeza y, con ella, una sola personalidad que prevalece y las define, si ello no sucede estamos ante una patología, un desorden que impide el desarrollo normal del ser humano.

Con las organizaciones sucede algo semejante, necesitan una cabeza que defina su identidad, que decida frente a las distintas opciones que se presentan en su diario vivir. Es lo que en la cultura militar se llama "unidad del mando", representando que luego de la deliberación colectiva viene la fase de decisión que es unívoca y que garantiza coherencia en la acción. Es difícil imaginar una organización en que esta cualidad es más indispensable que en el gobierno de un país, por la complejidad de las materias que enfrenta, por su tamaño y por lo importante que resulta que sea predecible para los ciudadanos.

Esta unidad en su conducción es algo de lo que este gobierno ha carecido, crecientemente se han expresado en su interior posturas radicalmente distintas, que compiten entre sí, sin que haya una definición clara, que dé certeza respecto de la ruta elegida. Así sucedió a propósito de la reforma laboral entre el ministro de Hacienda y la ministra del Trabajo; luego fue todo el equipo económico, liderado por Rodrigo Valdés, quienes se senfrentaron al ministro de Medio Ambiente por el proyecto Dominga, con el resultado conocido.

Ahora, es el terrorismo en la Araucanía el que ha dado lugar a una divergencia expresada públicamente entre el Ministro de Desarrollo Social y el Subsecretario del Interior. De una manera inédita el secretario de Estado calificó como un "montaje" un operativo policial dirigido por el subsecretario Aleuy y negó la existencia de delitos terroristas.

El ministro Barraza no parece haber hablado en función de las responsabilidades propias de la cartera que encabeza, sino que expresó la posición del partido al que pertenece: el PC. Así, el Partido Comunista se ha ido transformando en un verdadero gobierno dentro del gobierno. Ello no habría sido posible si es que no se hubiera instalado esta lógica bicéfala que ya cobró la salida de todo el equipo económico y ahora parece estar a punto de cobrar la del subsecretario Aleuy -quien ayer presentó su renuncia- , completamente desautorizado en sus atribuciones.

El resultado en la conducción económica es conocido, el periodo de menor crecimiento e inversión desde el retorno a la democracia y ahora la disputa e indefinición en materia de seguridad nos puede dejar un legado de terrorismo injustificadamente fortalecido. Las coaliciones pueden tener dos almas, pero los gobiernos no pueden tener dos cabezas.

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