El contrafactual




Tuvo suerte el gobierno con sus estados de ánimo: en la semana del optimismo tozudo, esto de creer que el crecimiento del 2014 sería mayor a lo que pensaba todo el mercado, era justo lo necesario para no reconocer los déficits fiscales efectivos que heredará; en la semana del fatalismo apocalíptico, el derrumbe económico vía el programa de la Nueva Mayoría era justo lo que movilizaría ciertos votos urgentes. Hace poco se presentaba un supuesto respaldo empresarial a Bachelet como prueba de sus insinceridades; ahora, aparentemente, los empresarios corren a asilarse a embajadas donde los contienen líneas de marines.

<em><strong>Qué le vamos a hacer: la política showbiz de hoy aguanta todas las histerias;</strong> las saborea y mastica, hace gárgaras con ellas, pero luego, inevitablemente, las escupe y las olvida. Tampoco vamos a decir que no las hay de nuestro lado. </em>

El escenario medular expresado por el Banco Central es que creceremos 4,2% este año y el otro. ¿Podemos decir seriamente que hay una desaceleración resultado de la propuesta programática de la Nueva Mayoría?

No hay realmente ningún modo "científico" de demostrarlo ni refutarlo. No perdamos tiempo en eso. Lo que podemos hacer es argumentar a favor o en contra de su plausibilidad, nada más.

Para entender el efecto de la propuesta programática de Bachelet hay que imaginar un contrafactual; esto es, un escenario para comparar: lo que ocurriría "en el otro caso".

¿Cuál es el contrafactual al gobierno de Bachelet? ¿Es verdaderamente un Edén neoliberal con torrentes de capital líquido, permisos ambientales colgando de los árboles y mugientes manadas de sumisa mano de obra? ¿Es un segundo gobierno de derecha logrando, esta vez, una relación de trabajo y diálogo fructífero con el movimiento social? ¿Creerán eso los empresarios en realidad? Lo dudo.

Es mucho más razonable que crean, en su infinito pragmatismo, que los procesos que está viviendo Chile son bastante inevitables. Es probable que entiendan que eso significa que los términos de referencia laborales, tributarios y ambientales para los negocios van a cambiar bastante; que el país tiene que avanzar perceptiblemente en equidad y en la construcción de un espacio educativo público en que se compita en igualdad de condiciones, y que sin mejor educación técnica, las fases superiores del desarrollo son una quimera. Es improbable que el contrafactual del empresariado chileno sea un escenario mágico en que todo esto desaparece porque se reparten más bonos y propagandas. Si es que hay un efecto económico adverso de posibles turbulencias, que sin duda puede haber, seguro reconocen que estás son previas a la elección: no hay contrafactual sin ellas.

Es más sensato que los empresarios estén comparando la abundancia de improvisaciones, estridencias y ofuscaciones con el estilo de liderazgo calmado, sereno, empático y pragmático que nos toca ahora. Me los imagino reconociendo íntimamente que para conducir este proceso, Chile está en buenas manos, quizás las mejores posibles. Y si reconocen eso, seguramente saben que la elección de Michelle Bachelet, en realidad, les mejora los escenarios de mediano y largo plazo; esto es, comparando bien: comparando con el contrafactual.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.