El sistema proporcional moderado




El sistema electoral instaurado por Pinochet está próximo a ser abolido. El binominal (proporcional con todos los distritos de magnitud dos) inevitablemente llegará a su fin. El sistema electoral propuesto por el gobierno de Bachelet se asoma como el reemplazo más probable. El proporcional moderado (con todos los distritos de magnitud variable) ya se abre paso.

Surgen dos preguntas. La primera es relativa a la viabilidad legislativa del sistema proporcional mayoritario. Es sobre las condiciones que permitirían su aprobación. Si la mayoría calificada de los legisladores obtienen beneficios políticos (o en su defecto, no sufren pérdidas), aumenta la viabilidad de la reforma. Para contestar esta pregunta es necesario simular resultados electorales.

La segunda pregunta es relativa al camino para aprobar el sistema proporcional moderado. Es sobre la extensión de las críticas a la reforma actual. Si la mayoría calificada de los legisladores no tiene comentarios (o en su defecto, tiene comentarios menores), aumenta la probabilidad de aprobar la reforma. Para contestar esta segunda pregunta es necesario identificar los intereses de quienes definen la votación.

Simulaciones electorales son una práctica común en ciencia política. El objetivo de la práctica es procesar información electoral pasada bajo distintos escenarios. El proceso es sencillo -- se utiliza el número de votos que obtuvo cada lista que compitió en la elección anterior para simular lo que habría sucedido en esa misma elección si el sistema electoral hubieses sido otro.

Simulaciones electorales no están exentas de críticas. La principal es que es una práctica contra-factual, y por ende conlleva a conclusiones falsas. Dado que el cambio en las reglas electorales inevitablemente conlleva a un realineamiento en el sistema de los partidos, es probable que no competirían los mismo partidos (o coaliciones) si los incentivos de la competencia fueran distintos.

De cualquier forma, las simulaciones electorales constituyen el mejor método para estimar los efectos de un sistema electoral. Si suponemos que los votantes tienen motivaciones sociológicas (asociadas a antecedentes familiares) -- y no solo motivaciones racionales (asociadas a contextos económicas) -- podemos suponer que su voto no cambiará drásticamente.

Para estimar el efecto que tendría el sistema proporcional moderado en el sistema político chileno, hay que escoger la información electoral pasada. Existen dos alternativas. La primera es usar datos de elecciones municipales (particularmente concejales) y la segunda es usar datos de elecciones legislativas. En lo que sigue, uso los datos más recientes.

Los cuadros de abajo muestran la composición del Congreso en 2014-2018. Usan los resultados de dos elecciones legislativas para simular la distribución de escaños de acuerdo al sistema electoral. El primer cuadro muestra el caso factual en que se utilizó el sistema binominal. El segundo cuadro muestra el caso contra-factual en que se utilizó el sistema proporcional moderado.

En el caso (factual) en que los votos se convirtieron a escaños utilizando el sistema binominal, la Alianza obtuvo 49 diputados y 16 senadores; la Nueva Mayoría obtuvo 67 diputados y 21 senadores; el Partido Progresista (PRO) obtuvo 1 diputado y ningún senador. A su vez, 3 diputados y 1 senador fueron elegidos como independientes fuera de pacto.

Si bien la Nueva Mayoría superó el quórum calificado (50%+1), ninguna bancada logró alcanzar cuatro séptimos (57%), tres quintos (60%) o dos tercios (67%). La Alianza obtuvo 40,8% de la Cámara y 42,1% del Senado; la Nueva Mayoría obtuvo 55,8% de la Cámara y 55,3% del Senado; el PRO obtuvo 0,8% de la Cámara; y los independientes obtuvieron 2,5% de la Cámara y 2,6% del Senado.

En el caso (contra-factual) en que los votos se convirtieron a escaños utilizando el sistema proporcional moderado, la Alianza obtuvo 63 diputados y 21 senadores; la Nueva Mayoría obtuvo 87 diputados y 28 senadores; el PRO obtuvo 2 diputados y ningún senador. A su vez, 3 diputados y 1 senador fueron elegidos como independientes fuera de pacto.

Si bien la Nueva Mayoría superó el quórum calificado (50%+1), ninguna bancada logró alcanzar cuatro séptimos (57%), tres quintos (60%) o dos tercios (67%). La Alianza obtuvo 40,6% de la Cámara y 42% del Senado; la Nueva Mayoría obtuvo 56,1% de la Cámara y 56% del Senado; el PRO obtuvo 1,3% de la Cámara; y los independientes obtuvieron 1,9% de la Cámara y 2% del Senado.

Los datos sugieren que no hay una diferencia significativa entre la composición del Congreso cuando se utiliza el sistema binominal y cuando se utiliza el sistema proporcional moderado. La continuidad es notable. En ambos casos, la Alianza y la Nueva Mayoría se mantienen como las fuerzas políticas predominantes, variando marginalmente en sus porcentajes de escaños.

Los datos también sugieren que no hay una entrada significativa de terceros. En ambos escenarios -- en que se consideraron las 4 listas que compitieron en 2009 y las 6 listas que compitieron en 2013 -- solo 3 listas obtuvieron representación. El único cambio relevante se dio en la lista del PRO, que obtuvo 1 diputado adicional cuando se uso el sistema proporcional mayoritario.

Volvamos a la primera pregunta, que buscaba dilucidar la viabilidad legislativa de la reforma. Dado que los datos sugieren que la mayoría calificada de los legisladores obtienen beneficios políticos (o en su defecto, no sufren pérdidas), aumenta la viabilidad de la reforma. Dado que las dos coaliciones mantendrían su hegemonía, habrían suficientes incentivos para votar a favor de legislar.

Lo que los datos no resuelven es si negociaciones adicionales serán necesarias. Mientras que las simulaciones muestran la continuidad en el balance político entre las coaliciones, no muestra el cambio o continuidad en el balance político dentro de las coaliciones. Por ejemplo, RN se podría alinear a favor de la reforma solo sí logra instalar indicaciones claves que operan a su favor.

Las indicaciones que RN podría presentar son (1) reducir el número de unidades electorales impares y aumentar el número de unidades electorales pares, y (2) reemplazar la regla que permite que el número de candidatos sea el doble que el número de escaños disponibles (Nx2) por una regla que permite que el número de candidatos solo supere en dos el número de escaños a repartir (N+2).

Explico lo anterior. De los 28 distritos en el proyecto: 17 son impares y 11 son pares. En la simulación, la Nueva Mayoría gana en promedio 60% de los escaños en distritos impares y gana en promedio 50% de los escaños en distritos pares. Cuando la Nueva Mayoría gana menos, RN es el principal beneficiario. Los distritos pares le convienen tanto a nivel de coalición como a nivel de partido.

El beneficio se vería reforzado si el número de candidatos posibles se limita. Teóricamente, coaliciones con pocos partidos políticos tienen menos candidatos competitivos que coaliciones con muchos partidos políticos. A RN le conviene un número óptimo de candidatos, dónde pueda llevar tantos como para tener opciones de ganar dentro de su lista, pero no tantos como para no verse diluida.

Lo anterior lleva a la segunda pregunta, que buscaba identificar la extensión de las críticas a la reforma actual. Dado que RN no tiene mayores criticas (y que la Nueva Mayoría estaría dispuesta a negociar), aumenta la probabilidad de aprobar la reforma. Dado que RN puede ganar terreno dentro de su coalición, habrían suficientes incentivos como para votar a favor de la reforma.

La reforma electoral va ser aprobada, dado que el balance político de las grandes coaliciones permanece estable. Pero el proyecto tendrá indicaciones, que responden a los intereses de RN. Si el gobierno quiere pasar el proyecto, deberá negociar con RN. A la larga el proyecto será aprobado, pero no antes de arduas negociaciones.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.